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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Civilización e Historia: Choques y encuentros culturales


Por Luis Chávez Lara
Egresado de Historia
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

En 1989 Francis Fukuyama escribió un polémico artículo que dio origen a un libro mundialmente conocido: El fin de la historia y el último hombre (1992). En dicho libro, que era la ampliación de la primera publicación, planteaba que después de la caída del muro de Berlín y de la U.R.S.S. la historia finalmente llegaba a su fin con el establecimiento de una sociedad en la que el liberalismo democrático sería la constante universal para los tiempos venideros. El conflicto entre ideologías totalitaristas y democratizadoras, entre derechas e izquierdas o entre liberales y marxistas tendrían que declararse desaparecidos y en adelante la civilización sería regida por el imperio de los derechos humanos, de la democracia y de la libertad económica. Craso error, la misma historia a la que sentenció le demostraría que estaba viva incluso para enseñarle que deje las oscuras actividades de la predicción a las pitonisas, lección que seguramente Kant también deberá estar analizando desde que encontró la muerte allá por el año 1804.

Un año después de la publicación de este libro que fue un best – seller entre la comunidad académica por sus aspiraciones apocalípticas en el plano de la filosofía de la historia y de la politología, aparece otra importante figura intelectual que, refutando a la anterior volvió a estremecer las aulas de las mejores universidades y a los más prestigiosos institutos de investigación a nivel global. Su nombre fue Samuel Huntington y emulando el caso pasado, publicó un artículo que llevó por título El conflicto entre civilizaciones, próximo campo de batalla, preludio del que sería el libro que finalmente nos lleva al tema que nos interesa, El choque de civilizaciones, en los cuales rebate lo propuesto por Fukuyama y augura nuevos escenarios conflictivos en el futuro, otorgándole vitalidad al proceso histórico, alejándolo de la pasividad y de la paralización a la que había sido condenado, al menos en el nivel teórico, consciente de que la tinta aguanta todo.

Desde la primera línea del artículo Huntington confronta a Fukuyama y progresivamente nos proporciona un nuevo paradigma de civilización, en sus propias palabras:

“Una civilización es una identidad cultural… Una civilización, pues, es el agrupamiento cultural humano más elevado y el más amplio nivel de identidad que poseen las personas excepto el que distingue a los seres humanos de otras especies. Se define mediante elementos comunes, tales como lenguaje, historia, religión, costumbres e instituciones, y por la propia identificación subjetiva de las personas”. [1]

Siguiendo esta conceptualización de la civilización, Huntington divide al mundo en siete u ocho grandes civilizaciones, la occidental, confuciana, japonesa, islámica, hindú, eslavo – ortodoxa, iberoamericana y la africana. De ellas nos dice, el mundo se nutrirá de conflictos debido a las diferencias culturales que existen entre cada una de ellas y que serán el resultado de factores principalmente religiosos. El tiempo parecía darle la razón al ducho profesor de Harvard a raíz de los acontecimientos de las Torres Gemelas, la posterior cacería de Osama Bin Laden en Afganistán, la invasión de Irak y el incondicional apoyo de EE.UU. a Israel en el corazón del mundo musulmán. Se configuraba así el escenario en que dos de las principales civilizaciones a nivel mundial se veían enfrentadas, la Occidental y la Islámica u Oriental, la Cruzada enfrentada a la Yihad, la modernidad frente al atraso, Dios versus Alá, era la etapa de epifanía de los seguidores de Huntington y principalmente de sus editores. Sin embargo, los argumentos de Huntington, lejos de convencer a la totalidad de académicos y políticos, generó una corriente de debates y de opinión acerca de cuál sería el futuro de las relaciones entre los países culturalmente distintos. Algunos círculos de intelectuales decretaron el acta de defunción de los postulados de Fukuyama gracias a la evidencia que el tiempo y los acontecimientos se apuraron en proporcionar tales como los conflictos llamados de “limpieza étnica” en la década de 1990, dentro inclusive de los mismos Estados, otros se dedicaron a refutar a Huntington siguiendo otra línea interpretativa.

Cito como ejemplo a Edward W. Said, un prominente intelectual y activista palestino fallecido hace pocos años, en una de cuyas columnas publicadas en el diario español El País realizó una crítica feroz de los argumentos del autor de El choque de civilizaciones, atacando desde varios frentes sus postulados más emblemáticos, para muestra un botón:

“En realidad, Huntington es un ideólogo, alguien que pretende convertir las 'civilizaciones' y las 'identidades' en lo que no son, entidades cerradas y aisladas de las que se han eliminado las mil corrientes y contracorrientes que animan la historia humana y que, a lo largo de siglos, han permitido que la historia hable no sólo de guerras de religión y conquistas imperiales, sino también de intercambios, fecundación cruzada y aspectos comunes”.[2]

Said nos habla del intercambio cultural y del enriquecimiento mutuo y en varias direcciones que históricamente se ha producido en el breve periodo que la humanidad adquirió el dominio sobre su conciencia y los tiempos actuales. Reniega de las etiquetas como Occidente o Islam asegurando que confunden y desorientan a las personas creando prejuicios entre una y otra colectividad. Este es un punto para reflexionar debido a los últimos acontecimientos mundiales tales como la “primavera árabe”, es decir, la sucesión de levantamientos en varios países gobernados por sátrapas que se habían apoderado del poder durante décadas, para entenderlo mejor, la adopción de valores democratizadores tradicionalmente entendidos como occidentales de parte de ciudadanos árabes en busca de libertades civiles y en contra de las dictaduras de las que son víctimas.

Un escenario así en años anteriores hubiera parecido haber salido de la pluma de algún audaz escritor y no de un periodista leyendo un telepronter, pero en fin, otra prueba que serviría para apoyar el argumento de Said son las últimas protestas de los “indignados”, ciudadanos de a pie que sin necesidad de pertenecer a las mismas “civilizaciones” tales como las entiende Huntington, se ven unidos por una misma bandera, no nacional sino reivindicativa enfrentando al status quo y cuyo principal lema es que ellos no están en contra del sistema sino que el sistema está en contra de ellos, el 15 – O es la prueba más irrefutable y reciente de ello, en él participaron países occidentales en sus dos variantes, la americana y la europea, iberoamericanos, aunque también miles de japoneses, africanos e incluso de Oceanía y utilizaron efectivamente una herramienta desconocida hasta hace poco: las redes sociales.

Jacobo Muñoz, filósofo y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, también realiza una reflexión, él nos habla de un “universalismo occidental” que busca expandirse y del que Huntington sería partícipe. Refiriéndose a sus argumentos, Jacobo Muñoz dice:

“El problema radica – nos atreveríamos a sugerir – en su rechazo de toda posible abdicación por parte de Occidente de esa presunta superioridad de su cultura que justificaría los sucesivos intentos de universalizarla a que se ha asistido históricamente”. [3]

Desde mi particular punto de vista, el mundo occidental busca expandir su influencia hacia otras regiones del globo. Aquí viene un asunto por demás debatido, se trata del multiculturalismo y del interculturalismo, dos conceptos que en palabras de Muñoz serían el uno una mera coexistencia pacífica de unidades culturales encerradas en sí mismas y el segundo, una suerte de diálogo entre los pueblos, que al parecer es el que más agrada al autor y que recomienda seguir en pos de construir un espacio humanizado de tolerancia en vez de guetos tolerados. Las pruebas que encontró Muñoz con seguridad son las mismas que cualquier lector puede hallar sobre esta intención de universalizar las identidades, imponiendo la cultura occidental a civilizaciones no occidentales, las propias palabras de Huntington son las que finalmente lo delatan a pesar de que hace explícito que:

“Esto no equivale a considerar que sean deseables los conflictos entre civilizaciones. Es adelantar hipótesis descriptivas respecto a cómo puede ser el futuro… A corto plazo, es de evidente interés para Occidente fomentar el aumento de la cooperación; especialmente entre sus componentes europeos y norteamericanos; incorporar a Occidente a aquellas sociedades de Europa Oriental y de América Latina cuyas culturas son cercanas a Occidente; fomentar y mantener relaciones de cooperación con Rusia y Japón;… limitar la expansión de la fortaleza militar a los Estados confucianos e islámicos;... mantener una superioridad militar en Asia Oriental y Asia del Suroeste; explotar las diferencias y conflictos entre los Estados confucianos e islámicos;… fortalecer las instituciones internacionales que reflejen y legitimen los intereses y valores occidentales y fomentar la participación de Estados no occidentales en esas instituciones”.[4] Esta es su receta.

El párrafo anterior refleja una intencionalidad expansionista que la denominada “guerra preventiva” emprendida por EE.UU. manifiesta con claridad y con respecto a su política internacional con los países islámicos y principalmente petroleros. Además de ello, los países occidentales y sus incursiones belicistas en Oriente se rodean de una atmósfera civilizatoria, es decir, las invasiones, de una u otra forma tendrían “intenciones pedagógicas", argumento que hoy muy pocos creen debido a que la información llega a los ciudadanos con simplemente hacer un clic.[5]

Finalmente, el contexto internacional y la nueva reconfiguración mundial, el ascenso de China y de la India a ser potencias, las caídas de las bolsas, ojo, occidentales, la crisis de los EE.UU., los continuos salvatajes financieros europeos para evitar un Crack en el viejo mundo, las revueltas sociales a nivel global, los nuevos gobiernos de izquierdas en América Latina, las redes sociales que permiten el diálogo intercultural en tiempo real y otros factores tecnológicos, lingüísticos y migratorios a escala mundial harán que asistamos a un nuevo proceso no de choque sino de teorización de la civilización tradicionalmente entendida debido al carácter cosmopolita de las sociedades y principalmente de las juventudes que ven el mundo desde sus Tablets o iPhones.

Las sociedades evolucionan constantemente, el ejemplo de la “primavera árabe” es paradigmático, las estructuras cambian en lo que algunos historiadores franceses llaman la “larga duración”, es por eso que frente al nuevo escenario mundial lo que queda es esperar. Y aunque no se puede negar que hay encuentros desafortunados, estos se producen por grupos radicalizados que conocemos como terroristas, porque así como existe el Hamas también hubo un MRTA, uno de Palestina y por ende árabe y el otro peruano y finalmente ubicado en el lado occidental u occidentalizado del mundo. El encasillamiento siempre ha llevado a falsas generalizaciones que en lugar de ampliar las perspectivas terminan por encoger la capacidad analítica y agrandar los prejuicios. Termino diciendo que si en algo coincido con Francis Fukuyama es solo con una frase que recientemente acabo de leer con motivo de la elaboración de estas reflexiones:

“Razonar de otro modo es poner el carro delante del caballo”.[6]

El proceso civilizatorio no llegará su fin, es parte de la historia de la humanidad y por ende innato a su evolución, así que siempre será un constante redescubrimiento en el que habrá choques pero finalmente encuentros, si no me creen revisen sus libros de historia y busquen los índices, verán que el mundo al oeste del Atlántico en el que habitamos es producto de un rico intercambio, aunque no siempre amistoso, es decir bélico, de varias culturas y tradiciones. Lo mismo ocurre en el resto del mundo, aunque a veces la sangre evite ver con claridad el mapamundi completo.

Bibliografía:

FUKUYAMA, Francis. No hay choque de civilizaciones. En globalizacion.org. Extraído del periódico argentino La Nación, noviembre del año 2001.

HUNTINGTON, Samuel. El conflicto entre civilizaciones, el próximo campo de batalla. En Pretextos Nº 8, Lima, DESCO, 1996.

MUÑOZ, Jacobo. ¿Diálogo o conflicto entre civilizaciones? En: Claves de Razón Práctica Nº 179, año 2008. En:
[http://www.elboomeran.com/upload/ficheros/noticias/claves179_munoz.pdf].

SAID. Edward W. El choque de ignorancias. En El País, versión digital del 01/11/2001.En: [http://www.elpais.com/articulo/opinion/choque/ignorancias/elpepiopi/20011016elpepiopi_7/Tes].




[1] HUNTINGTON, Samuel. El conflicto entre civilizaciones, el próximo campo de batalla. En Pretextos Nº 8, Lima, DESCO, 1996, Pág. 109.
[2] SAID. Edward W. El choque de ignorancias. En El País, versión digital del 01/11/2001. En [http://www.elpais.com/articulo/opinion/choque/ignorancias/elpepiopi/20011016elpepiopi_7/Tes].
[3] MUÑOZ, Jacobo. ¿Diálogo o conflicto entre civilizaciones? En: Claves de Razón Práctica Nº 179, año 2008, Págs. 40 – 41. En [http://www.elboomeran.com/upload/ficheros/noticias/claves179_munoz.pdf].
[4] HUNTINGTON, Samuel. El conflicto entre civilizaciones, el próximo campo de batalla. En Pretextos Nº 8, Lima, DESCO, 1996, Pág. 130 – 131.
[5] Estas “intenciones pedagógicas” serían la enseñanza de la democracia, del libre mercado y la expansión de la cultura occidental en general.
[6] FUKUYAMA, Francis. No hay choque de civilizaciones. En globalizacion.org. Extraído del periódico argentino  La Nación, noviembre del año 2001.
En [http://www.globalizacion.org/opinion/FukuyamaChoqueCivilizaciones.htm].

lunes, 28 de noviembre de 2011

La Rebelión de los pasquines (Arequipa 1780)

Por Mauricio Gamio Pino
Licenciado en Historia
Universidad Nacional San agustin de Arequipa

Fue denominada  “La Rebelión de los Pasquines” por el historiador Guillermo Galdos Rodríguez”,  ya que  así se denominan  los escritos anónimos principalmente con contenido político, que principalmente fue dirigido contra la suba de impuestos a finales del siglo XVIII.

El visitador general José Antonio de Arreche se había propuesto aumentar las rentas, causando descontando especialmente por los aumentos en la alcabala de un 4 al 6% y el almojarifazgo, este último era para el mantenimiento de las cárceles y guarniciones  ya había sido aumentado en un 5% y seria aumentado en mas, esta suba de impuestos era parte de las llamadas reformas Borbonicas, pero la suba de impuestos ya había causado protestas en otras ciudades de América como en quito en 1765 y Cochabamba en 1777, además se aplicaría un nuevo impuesto sobre la producción de aguardiente, el establecimiento del quinto real (20%) y una nueva clasificación de tributos.

El Visitador General José Antonio de Areche anunció a su llegada, la creación de una aduana para Arequipa; la misma que debía empezar a funcionar a principios de 1780. Una aduana era importante para el éxito de la política fiscal en el Sur del virreinato y en Arequipa particularmente. Debido a que, desde el establecimiento del comercio libre (1778), la Ciudad Blanca recibía un mayor volumen de mercancías importadas y no solo desde la capital del virreinato como era lo habitual, sino de Buenos Aires e incluso, directamente de Europa. En razón de ello, con una aduana en la ciudad la corona ya no tendría que depender de funcionarios reales afincados en la capital del virreinato, para la recolección de impuestos sobre las mercancías importadas. Para dirigir la aduana fueron nombrados Juan Bautista Pando como administrador y Pedro de La Torre como oficial mayor.

Iniciando el nuevo año en el que debía instalar la aduana en la madrugada del 1 de enero de 1780, apareció un pasquín pegado en la puerta de la iglesia catedral, que decía:

“Quito y Cochabamba se alzó
y Arequipa ¿porqué no?
la necesidad nos obliga
a quitarle al aduanero la vida
y a cuantos le den abrigo
¡Cuidado!

Los pasquines  aparecían continuamente en diversas zonas de la ciudad, sin embargo los funcionaros aduaneros no supieron lidiar con el problema y terminaron por confirmar los rumores de la población y obligaron que las mercaderías sean previamente depositadas en la aduana para su  registro, y no se permitía que el dueño pueda retirarla sin el pago de la alcabala, a pesar que la legislación colonial otorgaba de plazo un año para cancelar el impuesto, esto causo protestan el toda la población ya que los alimentos se echaban a perder y se hacia imposible su consumo o venta.
Se cobraban alcabalas incluso a los productos traídos por los indios,  y se les negaba a estos  el ingreso de alimentos y bienes hacia la ciudad en domingos y días de fiesta, cuando la aduana se hallaba cerrada y los funcionarios no se encontraban disponibles para inspeccionar las mercancías y recolectar los respectivos impuestos, tomando en cuanta que este era el principal ingreso de ese sector de la población. Los pasquines también hacían referencia a la gran cantidad de personas que integraban el movimiento:

“quinientos setenta y siete,
Somos todos los citados
Los que expresamente alzados,
hemos de morir matando;
varios estorbos quitando
de vidas perjudiciales,
que con ganas insaciables
solo estamos esperando
a que se publique el bando
de los mas nuevos impuestos”

Además del rechazo a los nuevos impuestos, la población arequipeña tuvo otras razones, , para oponerse a las reformas fiscales borbónicas como el temor al descubrimiento  de un sistema de corrupción institucionalizado y muy extendido en la región, desde hacía  ya mucho tiempo y cuyo principal objetivo era la evasión de los impuestos,  la ciudad se caracterizaba por tener grandes haciendas en las lejanías de la ciudad en zonas como Camaná  y Vitor lo que ameritaba que sean registradas, además de ser común en la época que los hacendados envíen sus productos  a la ciudad con indígenas sabiendo que estos estaban exonerados de pagar impuestos. Al extender el tributo a mestizos y otras castas, las autoridades borbónicas buscaron no solo incrementar los ingresos, sino también, perseguir los indígenas que habían evadido impuestos adoptando la condición de mestizos o forasteros, pero en la Arequipa del siglo XVIII la definición de casta era algo ambiguo ya que muchos miembros de la élite de la ciudad tenían la mancha de ser mestizos o no estaban seguros de su limpieza de sangre.
Luego de los primeros pasquines, el día 13 de enero en la noche una gran cantidad de personas (aproximado 500) se concentraron frente a la aduana para lanzar piedras e insultar a las autoridades, el corregidor Baltasar de Sematnat solicita a Panto el levantamiento de los nuevos impuestos, Pando se niega. La noche del 14 de enero la aduana es saqueada por una multitud similar a la del día anterior los que queman documentos y roban una cantidad de 2500 pesos. En la mañana siguinte, el corregidor Sematnat publicó varios decretos de emergencia, suspendiendo todos los nuevos impuestos, clausurando temporalmente la aduana y ofreciendo inmediatamente un perdón general a todos aquellos quienes habían participado en el saqueo de la víspera, permitiendo a los hacendados y comerciantes locales retirar sus mercancías del depósito de la aduana, lo que genera sospechas que el mismo corregidos haya estado detrás de las protestas, pues el también se beneficiaba del sistema de repartimiento.
Sin embargo esa misma noche, una turba más numerosa que las anteriores, compuesta de hombres y mujeres con  pocos caballos, se dirigió a la casa del corregidor Sematnat y la saqueó violentamente ,  saquearon  la tienda del comerciante catalán José Campderros y luego liberaron a todos los presos de la cárcel pública de la ciudad. Aparentemente los sucesos  de los dias13 y 14 habían sido hechos por los propios hacendados y comerciantes de la ciudad, pero los disturbios del día 15, la mayoría de los manifestantes estuvieron constituidos por pobres de la ciudad e indígenas que quisieron  aprovecharse del ambiente político que se vivía.
Al día siguiente también se registraron saqueos por lo que Sematnat y algunas compañías de caballería, invadieron la pampa de Miraflores que era el barrio con mas población indígena. Luego de registrar, saquear y quemar todas las chozas y “rancherías” pertenecientes a los indios, retornaron con muchos prisioneros. Esa tarde en la ciudad, fueron exhibidos los cuerpos de cinco invasores, muertos en la refriega de la noche anterior. Finalmente y para escarmiento de todos los revoltosos y saqueadores, el día 18 de enero, seis reos fueron condenados sumariamente por su participación en los disturbios y ahorcados en la plaza de armas de la ciudad. Las investigaciones finalmente se suspendieron al iniciarse la rebelión indígena, encabezada por el cacique de Tinta José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II.


Fuentes:
Galdós Rodríguez Guillermo. “La Rebelión de los pasquines, un intento emancipador el la Arequipa Colonial”. Editorial Universitaria , Arequipa 1967.
Chambers Sarah. “Honor, género y política en Arequipa 1780 – 1850”. IEP 2004.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Reforma universitaria y movimiento universitario. Apuntes para un análisis actual


Por Johel Miguel Pozo Tinoco
Egresado de la especialidad de Historia 
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
La problemática en torno a la educación superior en el Perú puede organizarse en varios aspectos de carácter estructural y otros de carácter coyuntural. Entre los problemas de carácter estructural podemos señalar aquellos derivados de la aplicación del capitalismo en el Perú y del desarrollo institucional del Estado. Ambos elementos son componentes de la estructura socioeconómica que el país presenta dentro de un contexto internacional de expansión capitalista.
La aplicación del capitalismo en el Perú desde la década de 1990 ha significado la liberalización (privatización) de la educación, permitiendo el uso de capitales para brindar un servicio. Como tal la privatización es un proceso económico, que supedita su moral (axiología y deontología) a los intereses de las ganancias del capital. Los problemas derivados de este proceso son básicamente:
a.    Generar (o afianzar) un mercado nuevo, el mercado de la educación.
b.    Reforzar la especulación capitalista en la educación superior.
c.    Condicionar el servicio educativo a las ganancias del capital, las leyes de la oferta y la demanda y a la rentabilidad de otros servicios asociados.
d.    Concentrar un segmento de la población importante y orientar su lógica educativa (rol ideológico).
e.    Reforzar la separación entre especialidades en pro del desarrollo empresarial. Vale decir poner la educación al servicio de los intereses empresariales (acorde a la división social del trabajo).
f.     Mercantilizar el contenido científico, técnico y humanístico en pro de una ideología pragmática y capitalista.
El desarrollo institucional en los últimos años ha enfrentado la polémica de “reforma del Estado”. Esta reforma también está supeditada al desarrollo del capitalismo en el Perú, pero yendo más allá de lo evidente esta polémica gana o pierde sentido si es que ciertas instituciones a pesar de estar en crisis guardan coherencia con el desarrollo capitalista. Vale decir que si ciertas instituciones en condición de crisis no afectan al desarrollo del capitalismo, esta situación no será políticamente relevante.
En el caso de la universidad pública, las múltiples discusiones iniciadas por las autoridades giran en torno de cómo hacer coincidir el rendimiento de la universidad pública a los intereses empresariales. Haciendo quedar, a su vez, en mera verborrea el slogan de proyección social o responsabilidad social  pues estas frases sólo se aplican al capitalismo como estrategias para afianzar aún más la división social y la miseria. Vale decir que el capitalismo no se desarrolla preocupándose por el bienestar de la población, sino de maximizar su bienestar a costa del trabajo de la población disfrazando su interés particular de clase como interés de la sociedad en general.
Pero examinando la universidad pública desde una perspectiva institucional, y según los múltiples informes oficiales y los artículos que autoridades publican, podemos señalar los siguientes problemas:
a.    Corrupción de funcionarios (docentes, administrativos y estudiantes).
b.    Malversación de fondos (en todos los niveles presupuestales)
c.    Débil desarrollo de investigaciones científicas, técnicas y humanísticas.
d.    Débil fiscalización interna y nula fiscalización externa, lo cual permite definir a las universidades públicas como islas.
e.    Desconexión del desarrollo universitario y del desarrollo de la ciudadanía (denominada por el derecho vigente como sociedad civil y agrupaciones cívicas)
f.     Ausencia de un sistema integral de evaluación de la calidad académica (la aplicación de SINEACE está aún pendiente y busca equipararse a los estándares de calidad a la educación acordes a las normas ISO que rige para el sector privado)
g.    Escaza presencia política a nivel de otras instituciones del Estado, la universidad pública no es partícipe de la política institucional o legal de manera relevante.
En el caso de la educación superior privada encontramos una fuerte contradicción pues mientras la lógica capitalista rige a la mayoría de universidades privadas la Ley Universitaria 23733 en el artículo 6° señala que las universidades privadas son “personas jurídicas de derecho privado sin fines de lucro” cuyo excedente debe ser redistribuido en el servicio educativo que brindan. La Ley Universitaria como letra muerta deja entrever la débil presencia del Estado pues una parte de la regulación corresponde a la ANR otra parte como es el régimen laboral se enmarca en el régimen privado y al mismo tiempo toda universidad privada mantiene privilegios tributarios pero con una lógica claramente lucrativa.
Otro hecho que merece un estudio más detallado es la expansión de universidades privadas en provincias mediante la modalidad de filiales, cosa que es expresamente prohibida para las universidades públicas. Esto permite una expansión, abre el camino para la especulación empresarial, la sobreoferta de carreras y especialidades, la sobreoferta de egresados lo cual acarrea de manera directa una disminución del valor del salario a nivel general por exceso de oferta de trabajadores especializados (profesionales).
Entonces ¿Qué regula el Estado de las universidades privadas? Dentro del marco legal sólo su normal comportamiento empresarial. Lejos de ser una regulación es una forma de obediencia al poner servidores públicos y en general una amplía burocracia a los intereses del capital legal, de aquellas empresas que por la magnitud de sus capitales pueden ejercer presión legal sobre otras más pequeñas.
Como hemos visto a grandes rasgos la problemática de la universidad superior tiene como aspectos estructurales la aplicación de capitalismo y el desarrollo institucional. Es necesario profundizar en estos aspectos, la documentación es abundante y tediosa debido al abundante lenguaje técnico. Pero es evidente que una reforma universitaria que parte de las mismas autoridades buscará poner en sintonía el desempeño económico y el desarrollo institucional según las presiones empresariales. La aplicación de la teoría neo-institucional desarrollada por Douglas North es evidente en todo intento de reforma, pues se le da más importancia a los factores institucionales que a aquellos técnicos o económicos para transformar una realidad dada.
Pero yendo un poco más allá del rendimiento de la teoría de North podemos señalar que el capitalismo en sí mismo es el problema y no aquellas instituciones que no se adecúan a su desarrollo. El capitalismo se rige por la propiedad privada sobre medios de producción, división de clases sociales, enajenación del trabajo, formación de una ideología de la dominación, entre otros procesos que pueden ser constatados estadísticamente y de múltiples formas.
El capitalismo genera riqueza pero la concentra en pocas manos, abre campos para el trabajo pero explotando al trabajador, cuando entra en crisis toda la sociedad sufre pero cuando entra en auge sólo unos cuantos se benefician. En el sector educativo acarrea consecuencias peligrosas porque establece un nexo entre el interés empresarial y el desarrollo universitario. Afianza el objetivo con el que muchos estudiantes ingresan que es ascender socioeconómicamente dejando como letra muerta el artículo 3°a de la ley universitaria vigente que señala como principio de toda universidad “La búsqueda de la verdad, la afirmación de los valores y el servicio a la comunidad”.
Son incompatibles los intereses que persiguen las empresas en relación a los trabajadores (ganancia versus salario) y en relación a las demandas sociales de la población (ganancias versus calidad intelectual, calidad de vida). Sobre estas contradicciones se erigen instituciones que avalan, impulsan y promueven un sistema económico paradójico y que a nivel internacional ha vuelto a entrar en franca crisis.
Para comprender bien el proceso completo es necesario plantear una problemática adicional. La problemática del movimiento universitario frente a las reformas universitarias.
Históricamente la universidad satisfizo los intereses de los estamentos nobles alimentando de teólogos y de cortesanos a las monarquías. La modernidad permitió que la universidad ampliara su rango de formación a matemáticos, físicos y filósofos que permitieron a su vez una renovación tecnológica muy acelerada que desembocó en el Siglo de las Luces y la Revolución Industrial. Luego de reprimirse a los movimientos campesinos, anarquistas y comunistas durante el siglo XIX la burguesía defendió con uñas y dientes el nuevo Estado moderno fundado en el capital. Absorbió a los terratenientes y a la aristocracia; sometió a campesinos y obreros; mantuvo una prudente separación entre centros industriales (productivos) y centros de enseñanza (intelectuales) dentro del nuevo crecimiento urbano; limitó el acceso a la educación; generó ciencia para una élite reducida y mantuvo en embrutecimiento progresivo a millones de obreros mediante nuevas propagandas como es el consumismo.
En América el grito de Córdoba significó el grito de las clases medias por participar de mejor manera en la competencia por mano de obra calificada o especializada. La universidad actual es la esperanza de la baja burguesía porque en ella se halla la tan ansiada ascendencia social separándose del obrero no especializado. Es su esperanza y todo intento de reforma está asociado a un interés particular, sobre todo en ciudades, para que un sector de la población haga su sueño realidad, el sueño burgués, el sueño capitalista de dominar sobre el trabajo de otros.
Como tal, gran parte del contenido poblacional e ideológico del movimiento universitario es burgués. Sobre todo en ciudades donde es más evidente las plataformas de lucha estudiantiles las cuales se circunscriben actualmente en:
a.    Mejoras académicas
b.    Mejoras en los servicios complementarios (residencia, comedores, bolsa de trabajo, bibliotecas, etc.)
c.    Participación en el co-gobierno (Tercios estudiantiles, centros federados, entre otros)
En un inicio se había señalado los factores coyunturales asociados a la problemática universitaria. Estos factores obedecen a cuestiones muy superficiales que debilitan, desgastan y mantienen entretenido al movimiento estudiantil mientras se desarrollan los factores estructurales sin rasguño alguno.
Muchos de estos factores coyunturales permiten la formación de una falsa conciencia en el colectivo estudiantil universitario. Un ejemplo palpable de esto es que la mitad del año regular es de propaganda y campañas electorales de autoridades (docentes y estudiantiles) y la otra mitad se pierde en eventos rutinarios y poco trascendentes. Otro ejemplo de esto son las medidas de fuerza que conllevan a enfrentamientos que se desvían de una orientación clara. Por decirlo de alguna manera: se llega al ridículo de medir al movimiento estudiantil por la cantidad de marchas y tomas, dejando de lado la producción intelectual, la lucha ideológica o las propuestas programáticas. Entre una larga serie de elementos coyunturales o fortuitos se puede hacer un agrupamiento. Entre los principales elementos de esta falsa conciencia estudiantil podemos señalar:
a.    Concebir que el cambio de autoridades generará un cambio en la política o las instituciones políticas universitarias.

Este razonamiento tan mecánico e inocente es usado para distraer la atención o generar confusión entre los estudiantes. Lo más paradójico es que son los mismos estudiantes los que reproducen esta idea sirviendo como parlantes de lo que las autoridades, sean corruptas o no, desean.

b.    Concebir que el movimiento estudiantil desarrolla una plataforma de lucha diferenciada de la docente.

Siendo el movimiento estudiantil tan heterogéneo es posible hallar una tendencia común con arreglo a los condicionamientos reales a los que está sometido. Este condicionamiento es básicamente el trabajo, el movimiento estudiantil comprende miembros que en un breve tiempo serán sometidos por el sistema laboral lo cual los equiparará a los docentes que son también obreros, trabajadores.

Mientras el movimiento particularice más y más sus demandas entonces perderá fuerza y se aislará tanto que se convertirá en un grupo social inútil para los verdaderos movimientos sociales que surgen en los mismos centros de contradicción (empresas, tierras, comunidades, etc.)

c.    Concebir que la mayor participación estudiantil en el co-gobierno conllevará a un cambio en la política o las instituciones políticas universitarias. O de otra forma pensar que esa mayor participación es reflejo de mayor representatividad.

Esto vale lo mismo que decir que eligiendo a uno que otro representante es suficiente para cambios de carácter estructural. Esto es tan ingenuo como pensar que sobre una autoridad pesará más su conciencia que el sistema que lo sostiene y condiciona. O peor aún, conlleva a la falsa idea de que la representatividad es un fenómeno cuantitativo, de suma o resta de miembros; dejando de lado el contenido de intereses políticos o partidario que existen y que determinan la actividad de los “representantes”.

d.    Concebir que el marco de acción política estudiantil es el marco legal.

La acción política que se encuadre dentro de la legalidad puede ser atractiva pero no va más allá de un mero reformismo o legalismo. En el caso del movimiento universitario se puede llegar a absurdos tan enormes como solicitar permiso a las autoridades para realizar marchas de protesta contra esas mismas autoridades. O a otro absurdo más grande aún que es la participación en elecciones y en la democracia que el capitalismo permite según las reglas de la misma política capitalista.

e.    Atribuir a las autoridades la responsabilidad total de la crisis de la universidad pública.

Esto exonera a todos los estudiantes corruptos, mediocres y oportunistas de cualquier culpa. Incluso podría llegarse al absurdo de pensar de que la calidad académica está en función directa de la corrupción de autoridades, una justificación tan torpe del bajo nivel intelectual de los estudiantes. Peor aún cuando parte de la mediocridad es prácticamente auspiciada por los líderes de diferentes agrupaciones estudiantiles reflejándose esto en la poca producción formal de tesis universitarias o la poca producción  no formal mediante revistas o investigaciones alternas. Esto nos enfrenta a tener líderes de opinión sin liderazgo intelectual.

f.     Concebir al movimiento estudiantil como abanderado intelectual de la sociedad.

Idea que refuerza la soberbia del intelectual de aislarse en un círculo cada vez más reducido que pierde contacto con los movimientos sociales que desarrollan líneas propias de análisis contextualizadas en necesidades concretas. Como diría Lenin se requiere “análisis concreto de la realidad concreta”, si ello se requiere es porque no se da, si no se da es porque el movimiento estudiantil se haya desconectado intelectualmente de los movimientos sociales. Tal como es palpable la acción intelectual de agrupaciones estudiantiles universitarias se ha reducido a la propaganda.
Estos elementos de falsa conciencia deben ser analizados con más profundidad y bajo la luz de propuestas para generar un cambio en el movimiento estudiantil desde dentro. Agregar a esto que desde una perspectiva dialéctica, la transformación ideológica conducida programáticamente según objetivos concretos no sólo es necesaria, sino urgentísima. Lo que para muchos marxistas ortodoxos vendría ser el revisionismo pone de manifiesto la manera más cobarde  de huir a la polémica y a la transformación ideológica; es necesario afrontar y participar de una transformación ideológica a la par de una transformación de las condiciones concretas de organización.
¿Cuál es la caracterización de las propuestas de reforma universitaria?
En la actualidad existe una propuesta emitida por el partido Gana Perú (PNP) que viene ganando fuerza, es el Proyecto de Ley 174/2001-CR presentado al Congreso de la República. Este proyecto de ley universitaria tiene todas las virtudes que el marco legal actual permite, está dentro de los límites, dentro de las fronteras de lo permitido. Dentro de esta limitación evidente es posible hallar algunos elementos muy importantes y a la vez polémicos.
Primero podemos señalar algunos puntos que siendo interesantes y novedosos deben enfrentar un largo cuestionamiento.
La primera novedad se encuentra en los artículos 7° y 82° donde se señala la implementación del Sistema Nacional Universitario con un órgano ejecutivo que es el Consejo Nacional de Universidades. Esta propuesta busca articular la educación superior universitaria pero, como se señaló antes, debe enfrentar varias cuestiones ¿Qué lo diferenciaría de la Asamblea Nacional de Rectores y del proyecto de Red Peruana de Universidades? ¿Todas estas instituciones funcionarían paralelamente articulando a las universidades en el país? ¿Alguna sería desactivada? ¿Habría una contradicción o una colaboración entre todas ellas? ¿De dónde se derivaría el presupuesto para este nuevo órgano? Siendo un poco más desconfiado ¿Acaso esto no conllevaría a un crecimiento burocrático innecesario con el correlativo despilfarro presupuestal? ¿Cuáles son los criterios objetivos sobre los que se sostiene esta propuesta? ¿Es una reforma de la realidad institucional o sólo de los nombres que ellas ostentan?
En segundo lugar cabe mencionar una figura un poco oscura o con atisbos de populismo cuando no de mera expansión burocrática: El Defensor Universitario. El artículo 81° señala que cada universidad elegirá su respectivo Defensor Universitario paradójicamente de entre las mismas autoridades sospechosas y culpables de corrupción. Lo mismo ocurre con la formación del Tribunal de Honor que señala el artículo 37°. ¿Qué resuelve o resolvería un funcionario más si el sistema de islas (o de aislamiento que permite la corrupción) no se corrige?
En tercer lugar podemos señalar la propuesta más importante que es el cambio en la modalidad de autoridades. Para el caso de la elección del rector el artículo 30° señala que sea mediante el mecanismo de elecciones generales con ponderamiento de los votos estudiantiles (1/3) y de los votos docentes (2/3). Un proceso político que estaba reservado a oscuras alianzas entre docentes y estudiantes de la Asamblea Universitaria se abre ante el panorama de toda la comunidad universitaria. Este es uno de los contenidos más importantes y es hasta donde se puede llegar legalmente, el siguiente nivel sería el de la organización de los estudiantes ante esta nueva configuración.
Estos cambios deben enfrentar un cuestionamiento largo bajo la luz de una concepción clara de la universidad peruana y su rol en nuestra sociedad.
Y sobre la concepción encontramos algo revelador en la propuesta de “incubadoras de empresas” señalada en el artículo 45° de este proyecto de ley. Precisamente esto deja entrever cómo es que el sistema capitalista no sólo le da lugar a las universidades sino que busca ponerlas al servicio del mismo sistema.
Por la misma vía reveladora vemos en el artículo 46° como es que se reafirma la existencia de los Centros Preuniversitarios que afianzan un tipo de exclusión económica evidente. Se condiciona el ingreso directo al rendimiento académico de entre los que pueden costear un valor alto por este servicio.
No tan revelador pero muy escueto es el artículo 57° sobre las universidades privadas y su definición, su diferenciación con respecto a las públicas y la orientación a la que deben enmarcarse estas universidades si tomamos en cuenta que el Estado debe ser el ente regulador. La ley 23733 vigente al menos incorpora la salvedad de definirlas como entes sin fines de lucro, pero este proyecto deja en oscuridad este punto importantísimo, si es que hablamos de reforma universitaria sobre este punto se reforma a favor de la universidad privada.
Este proyecto también repite elementos muy negativos que limitan la participación estudiantil como lo es el artículo 40° de la Ley universitaria 23733 que se repite en el artículo 25° de este proyecto donde se señala que “la inasistencia de los estudiantes no invalida la instalación ni el funcionamiento” de los órganos de cogobierno como lo son la Asamblea Universitaria, Consejo Universitario y Consejo de Facultad. Este punto se hace muy perjudicial conociendo los antecedentes de las autoridades docentes de realizar reuniones en secreto cuando el movimiento estudiantil presiona sobre ciertas exigencias.
Finalmente cabe mencionar el artículo 74° de este proyecto de ley como una novedad positiva. En este punto se establece como requisito para ser elegido como representante estudiantil ciertos criterios académicos como lo es pertenecer al quinto superior de rendimiento académico. En pos de una presión intelectual esta novedad en el fondo puede encerrar algo muy positivo que es superar la condición de facilismo académico que existe en muchas facultades de universidades públicas. Nuevamente esto significa un desafío para las organizaciones estudiantiles que en más de una ocasión han tenido que lidiar con “estudiantes eternos” o eternamente mediocres pero de gran influencia política. Situación que se puede volver interesante cuando esos estudiantes que están muy por debajo del quinto superior han asumido durante un tiempo el papel de líderes en diferentes organizaciones. Definitivamente esto lleva al debate el cual debe desarrollarse en los espacios correspondientes.
La naturaleza de este proyecto de ley universitaria sería de un mero reformismo que debe ser discutido con mayor amplitud. Es revelador en muchos puntos de su contenido pero también es revelador porque es una reforma del sistema que proviene del mismo sistema. El movimiento estudiantil no cuenta con una propuesta orgánica sino de demandas muy puntuales que no son articuladas bajo una concepción o ideología clara. Por decirlo de alguna manera: si esta reforma prospera será el éxito del capitalismo y de los sectores políticos que se encuentran bajo su orientación.
La reforma universitaria es iniciativa de autoridades al servicio de la orientación capitalista que el país mantiene. Ante ello la capacidad de las organizaciones estudiantiles sólo llegan a responder mediante eventos en los cuales los mismos docentes y autoridades discuten entre sí.
En estos últimos años no han surgido propuestas desde los movimientos estudiantiles, en el caso de la Universidad San Marcos incluso la Comisión de Coordinación de Reforma Universitaria tiene bastante terreno avanzado con su propuesta elaborada el año 2006 y que ya anticipó, desde ese año, bastantes contenidos descritos en el proyecto presentado por Gana Perú (PNP). Y que si de hechos reveladores estábamos hablando este proyecto dice algo interesante en su artículo 9°: “En el caso de las universidades privadas, éstas son creadas por iniciativa de particulares bajo cualquier modalidad existente en el derecho común, inscribiéndose en los Registros Públicos.” Y continúa: “No hay impedimento para establecer centros de investigación, experimentación y transferencia tecnológica fuera de su ámbito provincial, más sí en el caso de filiales, sucursales y anexos.” Esto abre la posibilidad de facilitar la competencia entre universidades públicas y privadas dentro de un espíritu empresarial, ante ello el silencio de las organizaciones estudiantiles puede llevarnos a cambiar de problema e ir de la reforma universitaria a la reforma de los movimientos estudiantiles. Problema que aborda otros factores que escapan de es estos apuntes y que nos pone como exigencia el debate y la lucha de ideas como formas de esclarecimiento de la lucha de intereses.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Dialéctica y lucha de clases en la educación básica peruana


Por Johel Miguel Pozo Tinoco
Egresado de la especialidad de Historia 
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

“La pedagogía tiene hoy más en cuenta que nunca los factores sociales y económicos. El pedagogo moderno  sabe perfectamente que la educación no es una mera cuestión de escuela y métodos didácticos. El medio económico social condiciona inexorablemente la labor del maestro.”

José Carlos Mariátegui. 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana.

Actualmente en nuestro país se evidencia un crecimiento económico resultado de la aplicación del modelo exportador primario en el que la minería es la principal actividad. A este proceso caprichosamente se le asocia un estado de bienestar económico en el país de manera global sin tomar en cuenta la división de clases sociales y de la participación de empresas transnacionales en la repartición de la riqueza. Se construye un razonamiento falso que proclama que si la clase dominante se beneficia en este contexto económico por lo tanto toda la población también se beneficia.
Por otro lado a este crecimiento económico también se asocia una actitud que la sociedad en su conjunto debe asumir. Se construye el argumento de que en un contexto de crecimiento y beneficio “general” las protestas, huelgas o movilizaciones obreras y campesinas no tienen validez pues perjudican el mentado progreso y la paz supuestamente alcanzada. Por lo que la democracia debe ser la forma para resolver los conflictos. Esto es lo que a grandes rasgos la clase dominante del país elabora y difunde a través de los medios de comunicación.
Dentro de estas construcciones argumentativas hay un trasfondo ideológico bien cimentado que se reproduce permanentemente y se actualiza cada día por los medios de prensa. En primer lugar se busca ocultar los conflictos y contradicciones que nuestro sistema encierra. Al generar un concepto (“beneficio”) que engloba a toda la sociedad se crea la mascarada y una trampa para la discusión. Al sugerir una actitud social ante tal crecimiento se busca la obediencia al sistema y a la política de la clase dominante. Se evita ante todo una conciencia plena del estado de cosas y el desarrollo de intereses propios de la clase trabajadora obrera y campesina.
Se atribuye al conjunto de la sociedad el estado de satisfacción que corresponde a la clase dominante que en términos estadísticos es una minoría. Para convencer de ello y lograr un estado de conciencia falseada se requiere de una enorme maquinaria de difusión como los medios de comunicación cuya función radica en dar información funcionalmente según unos intereses de clase encubiertos.
En una situación así es difícil tomar conciencia de que la forma de educación social no parte de la escuela ni de la universidad sino de la ideología dominante en el sistema y de los medios de comunicación que la difunden y afianzan. La escuela y la universidad son escenarios que cumplen la función de consolidar esta ideología en la población formando un ejército obediente y condicionado a priori la línea educativa a seguirse. Esto es razón suficiente para plantear las cuestiones ¿Educa los medios de comunicación o educa la escuela? ¿Quién educa al educador en el Perú? ¿Cuál es el contenido de la ideología que se expresa en la educación peruana?
La problemática educativa en el país es un problema estructural e histórico; a partir de esta premisa se pueden derivar alternativas que puedan transformar la educación. Pero dicha transformación debe darse simultáneamente a la transformación de la sociedad dentro del conflicto de clase contra clase.
Es inconsistente plantear el problema educativo como un problema aislado y resulta inútil limitarse a esta indicación, es preciso señalar que el sistema capitalista no encierra soluciones a las contradicciones que genera pues estas contradicciones la soportan y permiten su existencia. El capitalismo requiere la división de clases sociales y de la formación de un ejército de trabajadores lo suficientemente hábiles para cumplir las reglas que el capitalismo impone y lo suficientemente limitados intelectualmente para no comprender el sistema mismo.
La problemática se abre y es menester discutirla para esclarecer nuevas alternativas educativas en el país sin caer en errores como lo son la aplicación de modelos extranjeros o políticas improvisadas diseñadas en escritorios sin criterios objetivos o supeditándolos a intereses económicos privados. O mucho peor incluso en este caso sería caer en una crítica vacía de gran parafernalia verbal que sólo plantee reformas y maquillajes del sistema cuando se requiere en realidad propuestas de organización y lucha que nos lleven más allá del capitalismo, que nos muevan a la construcción de una nueva sociedad.
I. Segregacionismo
“En la historia de la humanidad, distintos modelos sociales se han disputado el enarbolar el absurdo como distintivo de orden mundial. Seguramente el neoliberalismo tendrá un lugar privilegiado a la hora de los premios, porque su "reparto" de la riqueza social no hace más que distribuir un doble absurdo de acumulación: la acumulación de riquezas en manos de unos cuantos, y la acumulación de pobreza en millones de seres humanos.”

Subcomandante Macos. 7 piezas sueltas del rompecabezas mundial.
El capitalismo requiere como condición fundamental el desarrollo progresivo de las relaciones sociales de producción que es paralelo al desarrollo de las fuerzas productivas. Esto permite la permanente división del trabajo generando la especialización en ramas productivas. Por decirlo de alguna manera: la división social del trabajo estará asociada a la división de los sectores en que el capitalismo se proyecta desarrollarse.
En el campo educativo existe una fuerte tendencia a fragmentar las actividades en la medida de los intereses económicos de la clase capitalista formando una lógica que antepone al bienestar general el bienestar de la clase social capitalista o del capitalista como individuo. A fin de cuentas, supeditar al interés burgués cualquier actividad sin que participe en esa lógica el interés del resto de la sociedad que lo conforma los trabajadores.
Esto es palpable en nuestro país donde la división por sectores especializados de la enseñanza forma la cadena: inicial -  básica - secundaria - preuniversitaria – superior (tecnológica-universitaria). Esta especialización obedece en primer lugar a la variación objetiva de la edad del estudiante lo cual permite un servicio coherente y consistente.
El problema surge cuando esta especialización sirve de mecanismo de enriquecimiento capitalista pues se antepone la ganancia a la calidad del servicio o al menos el primero condiciona al segundo. Lo cual lejos de generar competitividad conlleva a una precarización y pragmaticidad de la educación. Se segrega el proceso educativo para aumentar la inversión en diferentes tipos de escuelas ampliando con ello la posibilidad de especular. Se introduce un criterio de funcionalidad y eficiencia partiendo del interés burgués que persigue ganancias económicas y no la de una formación integral o de un servicio de calidad, lo cual hace caer esto último en mera propaganda. En decir: la educación se mercantiliza y como tal su valor de cambio tiene una variación superior a su valor de uso.
A esto se debe agregar los negocios paralelos o asociados a la cadena educativa que es el comercio de uniformes escolares, quioscos o negocios de comida dentro de los centros educativos, editoriales, librerías y centros de copias, transporte o movilidad escolar y servicios adicionales variados. Esto refuerza la especulación comercial que rodea la enseñanza sobre todo privada en nuestro país. Y como tal la especulación no tiene como fin el mejoramiento del servicio sino el aumento de ganancias. Los negocios que se desarrollan en el capitalismo tienen la lógica de la ganancia y sobre esto condicionan la calidad del servicio.
Lo cual deja en claro que la división de ramas de inversión está motivada por la especulación económica y no por un servicio de bienestar. Esto conlleva a que en nuestro país la educación en general haya decaído en calidad en comparación a otros países de la región. Si la inversión privada estuviera asociada a la competencia y al mejoramiento del servicio entonces la realidad educativa peruana tendría una variación positiva pero no es así.
Lo que se ha generado en varios años de inversión privada es una precariedad educativa en todos los aspectos. Incluso cuando se pueda decir que se haya eliminado el analfabetismo, existen problemas serios que escapan de los indicadores y se constatan en la realidad, en el grado de participación política de la población que lejos de ser consciente de los problemas de fondo, son manipulados fácilmente por los medios de comunicación que forman un ciudadano doméstico, un homo videns como diría Sartori con un alto grado de empobrecimiento en su capacidad de entender. Esto es una forma de dominio ideológico que conlleva al segregacionismo en su forma de individualismo.
¿Dónde está entonces el resultado de tantos años de privatización del sector educativo? ¿Cómo se constata el tan mentado progreso que el capitalismo acarrea a una sociedad donde reina el “libre mercado”? ¿Dónde encajan los conflictos sociales, movilizaciones obreras, paros, huelgas? ¿Si el bienestar económico es general cómo entender a la población subempleada y desempleada que alimenta las ciudades? En un contexto así ¿Son compatibles capitalismo y educación?
Examinando de manera precisa el área de enseñanza de las ciencias sociales en el nivel básico y secundario es fácil observar la tensión que caracteriza la precariedad educativa del país. Dicha tensión sería reflejo de la precarización económico social del educador consecuencia de la división del trabajo. La división del trabajo tiene un doble efecto pues mejora el rendimiento empresarial y ejerce una presión sobre el trabajador agudizando la explotación. Con ello se reafirma a su vez la separación entre trabajo, capital y propiedad que Marx analizó.
Sumado a esta situación, la existencia de una ideología del consumo, que se establece como soporte del mercado, el círculo de la dominación está casi completo: Capital privado, educador-obrero, especulación, división del trabajo y consumismo.
Examinemos primero esta división del trabajo que nace de la separación y oposición entre el trabajo operativo (concreto) y el trabajo de regulación (intelectual); el primero disminuido a la instrumentalización del trabajo medido por la productividad (producción específica efectuada por cada obrero en un tiempo determinado), el segundo reducido a una tecnocratización sin contenido ideológico y plenamente pragmático (medido por la producción o renta global en un espacio dado). Esto en el seno de una empresa dedicada a la educación nos mueve indicar la formación de docentes de aula y de docentes de escritorio como formas segregadas y contrapuestas.
En ambos casos existe una degradación notable del trabajo por la condición inherente del aumento de la renta o ganancias que las empresas persiguen. Se puede constatar esto claramente en el aumento de horas efectivas de trabajo (dictado) que existe entre un educador del sector privado en comparación a uno del sector público. Mientras un docente del sector estatal cumple con 25 horas semanales promedio en el sector privado en una semana completa se puede alcanzar hasta 40 horas efectivas. Es decir una presión sobre el dictado de cada profesor que obedece a un aumento de la productividad que persiguen las empresas reduciendo costos y presionando sobre la actividad del obrero.
Sumado a ello la precariedad del salario y el permanente aumento del costo de vida obliga al docente a aumentar las horas de dictado promedio por semana, disminuir la calidad del dictado creando modelos de clase estándar y como consecuencia general disminuye la calidad de vida del docente y su capacidad de planificación pedagógica.
La carga horaria de dictado es un problema permanente sólo en instituciones privadas generando ello la precarización de la enseñanza, es decir que el aumento de la productividad conlleva a la disminución sustancial en la calidad de la producción que en este caso es el servicio educativo.
Al aumentar la especulación empresarial burguesa sobre la educación y al existir una separación clara entre propiedad y trabajo las condiciones de explotación crecen en la medida de la debilidad del Estado. Y tomando en cuenta un Estado debilitado que auspicia el libre mercado reduciendo su intervención para no perjudicar la inversión podemos deducir que las condiciones de explotación aumentan más aún.
Un docente como cualquier obrero que recibe un salario que se congela, y que enfrenta la permanente tendencia al alza del nivel general de precios, vive en tensión.  Pues sustancialmente al desvalorizarse su salario (indirectamente al aumentar el nivel de precios) se desvaloriza su trabajo y calidad de vida. Por lo que se mantiene vigente la tesis de Mariátegui de que el problema de la educación no es un problema de modelos pedagógicos sino fundamentalmente un problema económico social.
La segregación es una tendencia que se acelera en el capitalismo de ahí que sea lógico para un empresario mantener educadores administrativos como coordinadores, subdirectores y directores separados de un cuerpo de educadores de aula, siendo estos últimos sobre quienes recae la presión de la productividad la cual puede aumentar en semanas sin que aumenten los salarios en años. Pues considerando el salario como un costo de producción, para la especulación educativa este costo se puede racionar al más bajo nivel que se pueda.
En segundo lugar dentro de este proceso segregacionista podemos encontrar la división del trabajo según áreas académicas. Esto opera dentro de una institución educativa y pocas veces se deja ver ante la población. La población vive a espaldas de los prejuicios epistemológicos que vive a diario un docente en una institución educativa. En este caso existen conocimientos que tienen un valor comercial más atractivos que otros y que dentro de la propaganda son más rentables. Dicho de otra manera existen conocimientos más “útiles”  que otros, siendo seleccionados por personas que dentro del sistema económico no valoran el conocimiento en sí sino su capacidad de atraer capitales y ganancias. Es decir que la especulación no sólo es un fenómeno económico sino que traspasa esas fronteras hasta llegar a un plano epistemológico e ideológico.
Se establece una jerarquía arbitraria que pone por debajo de la escala a las ciencias sociales. El mensaje es claro. Más rentable es desarrollar un conocimiento operativo sin contenido juicioso mediante las matemáticas por ejemplo. El conocimiento sin contenido se vuelve el modelo epistemológico del cual el memorismo y el mecanicismo son consecuencias inmediatas. La aplicación de una fórmula o la descripción de un triángulo como formalidades son mucho más útiles para la propaganda interna y externa de la educación privada en el Perú. Sumado a ello slogans atractivos ante padres de familia de modesta formación intelectual el resultado no podría ser otro que el éxito comercial sobre todo en ciudades.
La estandarizada organización de áreas académicas (Matemáticas, Ciencias Naturales, Letras/Humanidades y Ciencias Sociales en orden a esta jerarquía arbitraria) permite a su vez la separación y oposición de los educadores según las especialidades dentro de cada área. Lo cual lejos de ser positivo encierra un par de problemas cruciales: el subempleo y la eliminación de sindicatos. No es novedad que colegios privados contraten a bachilleres o licenciados de especialidad que no son docentes de carrera y con salarios que no corresponden a especialistas ni a educadores de carrera, sino muy por debajo (elegantemente llamado sueldo mínimo). Tampoco es novedad que mientras menor sea la afinidad o interdisciplinariedad del cuerpo de educadores la anterior jerarquía epistemológica generará sectarismo dentro del mismo centro de trabajo. Sumado a ello la existencia de educadores a “tiempo parcial” o contratados por horas evita la formación de sindicatos. Una conveniente consecuencia asociada a la especulación burguesa y a la existencia de un Estado de corte liberal.
Esta oposición de áreas académicas nos lleva por último a la individualización de las relaciones sociales de producción. Los pocos contratos firmados son realizados entre individuos, entre el dueño de la empresa (director) y el profesor. Y al señalar contratos (en plural) quizá suene amable pues se sabe que son pocos las instituciones educativas que formalizan el trabajo del docente mediante un contrato. Predominan por el contrario una evasión tributaria al Estado por un lado y por otro el incumplimiento de derechos como el seguro médico, pago de horas extras, respeto por la jornada de 8 horas diarias, CTS, entre otros derechos estipulados por la ley.  Para un empresario es preferible por un lado pedir recibos por honorarios profesionales para evadir la presión fiscal y por otro lado cotizar con el más bajo valor posible el sueldo del docente. Esta es la maravilla del libre mercado y de la inversión privada en el país. Esto es lo que pretende ocular la ideología dominante con frases atractivas y slogans curiosos.
La ideología actual que se camufla como cultura, como estilo de vida, pretende hacernos pensar que cada individuo debe aprovechar sus oportunidades, de que su pobreza y miseria son consecuencia de la pasividad del mismo individuo, muestran como evidencia el éxito según ellos de otros personajes que según ellos aprovecharon su oportunidad. Se esconde el hecho de que existe un círculo vicioso en la pobreza en la cual las condiciones materiales de existencia también son heredadas de generación a generación y son permanentes dentro de una clase social.
El individualismo que es usado como instrumento mental para el consumo es también usado como consuelo y base de la formación de una falsa conciencia de la realidad. Se busca ante todo separar al individuo del colectivo reduciendo groseramente así el carácter de la contradicción entre capital y trabajo. La atención sobre la explotación ejercida por los empresarios es desplazada a la actitud del trabajador tratando de generar un discurso elocuente.
Es conveniente para cualquier grupo dominante la elaboración de una ideología de la dominación que tenga como soporte este tipo de engaño en el que el problema no radica en el sistema sino en el individuo.
Sumado a este engaño la enajenación tiene una vigencia palpable que refuerza este mecanismo ideológico. El empresario se apropia del trabajo que ahora separado del trabajador toma un valor determinado por una fuerza ajena a él. Son los empresarios que determinan el valor del salario y las condiciones laborales. El docente interioriza ello haciéndose cotidiana la frase de “buscar trabajo” cuando el trabajo es parte inherente y cualidad fundamental del obrero. Obrero y trabajo son una unidad indisoluble en la realidad pero en sólo en la ideología dominante el capital privado se atribuye el milagro de “generar puestos de trabajo” de la nada, pues los obreros sin las empresas según este pensamiento son igual a nada, simplemente desempleados.
Sea un trabajo físico o intelectual, operativo o regulador, especializado o no, el obrero se ve condicionado a someterse a un mercado en el cual él mismo se convierte en mercancía apropiada por el capitalista.
¿Qué ocurre con los docentes de Ciencias Sociales para no desenmascarar esto? ¿Qué fuerza detiene la comprensión de esta situación? ¿Qué tipo de método se puede utilizar para enfrentar esta fuerza? ¿Qué intereses se relacionan a este estado de cosas?

II. Clases de intereses e intereses de clase.
“Esperar que la ciencia sea imparcial en una sociedad de esclavitud asalariada, sería la misma pueril ingenuidad que esperar de los fabricantes imparcialidad en cuanto a la conveniencia de aumentar los salarios de los obreros, en detrimento de las ganancias del capital”
V. I. Lenin. Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo
La formación de una ideología de la dominación en el capitalismo reafirma la explotación que se cierne sobre el obrero. Esta ideología ante todo es un instrumento de comprensión de la realidad y de acción dirigida hacia prácticas socialmente asumidas o aceptadas. Permite construir un pensamiento guía el cual es reforzado por la moral, los prejuicios y la idiosincrasia que una sociedad va construyendo históricamente.
Esta ideología no sólo distorsiona la realidad sino que la invierte a favor del grupo dominante generando una falsa conciencia del mundo. Esta situación esclarecida por el marxismo requiere una nueva discusión para poder establecer la formación de una ideología de la resistencia y cambio. Es decir la formación de una ideología revolucionaria que se oponga a la ideología dominante y con ello también que permita construir nuevos mecanismos de educación acordes a un nuevo tipo de sociedad.
Amparado en una reformulación o actualización de algunos principios establecidos por Adam Smith se busca difundir la creencia que el capitalismo se mueve por un incentivo, que los individuos dependen de la competencia para poder desarrollar sus habilidades y que la desigualdad lejos de ser un vicio social, permite la formación de virtudes propias de sociedades “avanzadas”.
Cada una de estas premisas cae por su propio peso pues están dirigidas a conservar el status quo. Sabemos que no existen oportunidades dentro de la dominación, sino contradicción, lucha. Por lo que no pueden respetarse o tolerarse aquellas concepciones que engañan o proponen una falsa solución a las contradicciones de clases (no de individuos). Y al haber desigualdad dentro de la dominación pues lo intereses no son los mismos ni existen los mismos objetivos entre las clases sociales.
Veamos por ejemplo que la apropiación económica en el capitalismo es consecuencia de la apropiación o condicionamiento del trabajo abstraído, separado y opuesto al trabajador. En nuestra sociedad actual trabajo y trabajador se miden de diferentes formas asumiendo de manera a priori una diferencia. Tal es la separación que múltiples estadísticas se remiten al trabajo como una variable que permite medir el nivel de empleo o producción global en términos muy simples de rendimiento. Mientras que al referirse al trabajador se prefiere una forma mucho más vaga con variables como población. Esta separación que puede ser muy útil para una descripción general puede llevarnos al equívoco de atribuir la génesis del trabajo a las oportunidades que “brindan” las empresas para ofrecer “puestos de trabajo”. Este equívoco nos impediría ver que el salario es el costo que una empresa cubre al comprar fuerza de trabajo de un obrero. Es decir que el obrero es quien lleva en sí el “puesto de trabajo” que ofrece a la empresa.
El capitalismo no se rige por la distribución equitativa, por la justicia o por las oportunidades; estas ideas han sido adjudicadas a nuestra sociedad como rasgos que se han ido adquiriendo concretamente, pero en realidad son impuestas como falsa concepción justificadora. Es un consuelo mental que no se diferencia mucho de la religión pues se basa en la fe, en la confianza de la bondad de un sistema y no en hechos reales, concretos, cotidianos. Lo que sí puede demostrarse es que la riqueza de algunos en el capitalismo está en función de la miseria de otros que son la mayoría y que esta diferencia parte de la separación (y oposición) entre el trabajo,  la propiedad y el capital.
Lo que el marxismo plantea como lucha de clases sigue teniendo validez aunque varios conceptos deben ser corregidos a la luz de la información actual. Tal es el caso del proletariado que a pesar de referirse a un tipo de obrero dependiente del capitalista, en la actualidad en muchos países donde la industria era el principal elemento organizador ha habido una variación hacia el comercio o a la prestación de servicios que es una extensión de la industria.
Cuando se habla de libertad, igualdad de oportunidades o de progreso dentro de la retórica del capitalismo se cae en generalidades ambiguas. Estos conceptos han perdido consistencia y su sentido actual se desvía de su origen histórico.
En el caso concreto del concepto de libertad por ejemplo, no lo hallamos con el mismo contenido o sentido que tuvo durante la revolución francesa. En la actualidad encontramos un concepto de libertad social ya alcanzada que la burguesía atribuye a nuestra historia reciente, por lo que las personas deben ser libres de otra manera: deben ser libres para consumir. Se abstrae tanto este concepto que en la actualidad la libertad pierde su sentido histórico por el cual el pueblo rompe con la dominación y construye su propio gobierno. En la actualidad la libertad pierde ese valor histórico y se orienta al consumo y al individualismo.
Sólo de esta forma puede triunfar la opinión de que el interés general es alcanzar un nivel económico de consumo. Y que sumado a ello cada individuo tiene sus propios intereses particulares como la superación personal, formar una familia, realizar algún negocio, etc. Por lo tanto todos persiguen los mismos objetivos en el capitalismo y sólo se diferencian unos de otros por cuestiones subjetivas o particulares.
Pero en una sociedad de clases divididas por la desigualdad económica, y no por las opiniones, los intereses primarios son los de la clase. De esta forma un empresario tendrá como interés conservar su dominio y ampliarlo, en cambio un obrero al no tener dominio su interés es adaptarse y en el peor de los casos convertirse pacientemente en dominador. Lo fundamental es aquello que es primario y se antepone a nuestra decisión y ello es precisamente nuestra condición de clase.
Por lo tanto, un docente no debe vivir anestesiado por la sumisión o la preferencia por un sistema desigual. Digamos que es una suerte de peligro social acumular información y transmitirla de manera acrítica. Y más peligroso aún es defender un sistema que a todas luces se basa en la desigualdad. Un docente que asume un papel activo mediante su práctica profesional en la justificación de un sistema desigual como el capitalista es casi tan peligroso como la represión militar o la manipulación religiosa.
Esta sumisión o actitud burguesa activa de parte de los docentes, sea cual sea el caso, se evidencia en los múltiples colegios, academias y círculos de estudio preuniversitario que compiten desde su formación por acaparar un mercado educativo ofreciendo según ellos soluciones para el problema de la competencia en los exámenes de admisión universitarios.
No hay peor contradicción e incoherencia que ver a un docente o a un pequeño número de docentes tratando de formar su propio colegio al estilo tradicional siguiendo los mismos patrones de explotación del cual buscan zafarse. Con esta actitud se afianza la separación entre propiedad,  trabajo y capital. Sumado a ello se reafirma el valor positivo que es adjudicado a la misma separación pues los valores sociales del emprendimiento, oportunismo y ambición personal surgen para reforzar dicho fenómeno.
Esto muestra que los intereses de la clase dominante se globalizan y son inyectados en la mente de toda la sociedad como valores sociales positivos. De ahí que los voceros del capitalismo y autores de libros de autoayuda sugieran que la única salida al capitalismo es el mismo capitalismo pero con nuevos emprendedores, oportunistas e individualistas que puedan salir de su pobreza y llegar al éxito. Un slogans tan convincente que lleva dentro el interés de la clase dominante que se presenta como el interés que todo individuo debe poseer de manera natural y positiva.
III. El camino no violento de la subversión.
“… las condiciones en que pueden emplearse determinadas fuerzas productivas son las condiciones de la dominación de una determinada clase de la sociedad, cuyo poder social, emanado de su riqueza, encuentra su expresión idealista-práctica en la forma de Estado imperante en cada caso, razón por la cual toda lucha revolucionaria va necesariamente dirigida contra una clase, la que ha dominado hasta ahora…”

Marx; Engels. La ideología alemana.


La violencia es la partera de la historia señala el materialismo histórico haciendo referencia a los cambios revolucionarios inherentes al surgimiento de nuevos modos de producción y de sus aparatos institucionales e ideológicos. Y la historia es rica en hechos violentos de revoluciones y contra-revoluciones. Sería absurdo concebir el final de capitalismo por la buena voluntad y resignación de la clase dominante.
Cabe agregar que los grupos militares conservadores y represivos han sido financiados históricamente por la clase burguesa e institucionalizados como una forma de violencia válida. Debe entenderse claramente que el capitalismo posee mecanismos de control que le permiten afianzar su dominio y extenderlo con lo cual cualquier transformación de sistema actual debe sobrepasar esa capacidad represiva con estrategias de violencia subversiva en diferentes niveles. Estos niveles básicamente se organizan en alzamientos armados o en movimientos populares de organización y protesta secuencial.
Debemos entender que subversión no es equivalente a terrorismo como se equipara por los medios de comunicación como por los voceros intelectuales del capitalismo. Subversión y revolución  hacen referencia a la transformación estructural e histórica de modos de producción, instituciones, aparatos estatales y la cultura. Y toda subversión y revolución ha significado para las clases dominadas un cambio cualitativo de sus formas de vida, y evidentemente para las clases dominantes su destrucción o pérdida de dominio. Por lo tanto el discurso contra-revolucionario es emitido por voceros del capitalismo que procurarán ocultar la verdad, distorsionarla o falsificarla para evitar ser desplazados o cuestionados. Ante todo la resistencia contra-revolucionaria se extiende al campo conceptual distorsionando el contenido de las palabras y el sentido del lenguaje.
Los intelectuales orgánicos a los que hacía referencia Gramsci eran aquellos que  asumían un papel educador y político claro de acuerdo a la clase social a la que pertenecían. Los educadores se encuentran enmarcados indefectiblemente dentro de un problema que sobrepasa las estrategias de aula y que se eleva al modelo económico y las formas políticas de implementarlo. Es decir que una política educativa no se puede evaluar aislada del modo capitalista que desarrolla el país, sino como consecuencia de esta.
Los educadores estamos ante una violencia que es permitida por el Estado. Esta violencia asume la forma de precariedad laboral, pobreza, explotación, corrupción, marginación, subempleo, manipulación de medios de comunicación, etc. Ante esa forma de violencia los educadores se encuentran en la disyuntiva de asumir un papel orgánico o mecánico. La toma de conciencia orgánica conlleva a rediseñar los objetivos y estrategias pedagógicas. No basta brindar información sino también permitir la libertad de pensamiento y el compromiso colectivo.
A este tipo de práctica se le puede señalar como un camino no violento de la subversión. No es un papel pasivo sino por el contrario preparatorio para un futuro proceso de cambio.
Romper con el segregacionismo es un paso fundamental. Iniciar negociaciones colectivas en los centros laborales. Formar sindicatos que permitan combatir la explotación y el abuso. Hacer desaparecer la negociación individual que prima en la contratación de docentes.
Si bien los sindicatos tienen su origen en la intención del capitalismo por legalizar las formas de protesta esta forma de asociación es urgente en la actualidad. Rompiendo el legalismo y las formalidades es urgente la formación de un sindicato de docentes del sector privado. Los que están segregados deben reunirse. Los que no tienen voz deben intercambiar ideas. Los que sólo son números de una fría estadística deben manifestarse como una fuerza creadora que exige respeto y justicia.
En centros de enseñanza privadas esto exige no sólo mejoras salariales o de condiciones de trabajo sino una disminución progresiva de la plusvalía hasta hacerla desaparecer junto con la propiedad privada sobre los medios de producción que son ante todo colectivos pues se sostienen en el trabajo comunitario de obreros.
Esto también se asocia con el desarrollo de una nueva mentalidad en la que el educador pierda el miedo y la resignación de verse absorbido por un sistema aparentemente indestructible. Demanda el desarrollo de una nueva valoración de la práctica educativa. Esto implica también combatir la concepción en la que el burgués es modelo de vida cuando en realidad es enemigo antagónico de clase que se apropia de la riqueza generada por el trabajo del obrero.
Combatir la ignorancia y la pobreza intelectual que domina nuestra sociedad. Establecer nuevos criterios en la selección y exposición de contenidos de acuerdo a las necesidades fundamentales de la población y no de aquellas necesidades que el sistema impone para fortalecer el consumismo. Adecuar la enseñanza al contexto local y cultural sin reproducir patrones foráneos o estándares prefigurados.
Se pueden renovar estrategias pedagógicas que superen al dictado tradicional y que también rompan con lo mediocre en lo cualitativo e inútilmente extenso en lo cuantitativo que las empresas privadas establecen como modelo educativo acorde con su propaganda. El docente no es un facilitador sino un formador de conciencia, no puede partir de estrategias diseñadas en oficinas de empresas, debe construir modelos pedagógicos propios según el objetivo, la población y la región geográfica específica.
Dar el salto hacia el dominio de centro laboral. Los dueños de colegios en las zonas urbanas son empresarios, en los alumnos no ven al ser humano sino al ser económico, ven dinero con brazos, cabeza y uniforme; los directores están condicionados por esa lógica. Existen formas alternativas a la apropiación individual de los colegios. Una cooperativa es una forma que puede servir a los docentes para ser posesionarios y trabajadores de su mismo centro laboral, precisamente romper con la separación entre capital,  trabajo y propiedad. ¿Quién mejor que un cuerpo de docentes para dirigir un colegio poniendo en primer lugar objetivos académicos? La apropiación externa del plus valor debe ser anulado y se debe construir una nueva concepción de propiedad.
Sólo un colegio que sea propiedad comunal de los mismos trabajadores (docentes y personal auxiliar) puede asegurar una transformación pequeña pero significativa. Puede ser la oportunidad para la formación de un conglomerado mucho más amplio que un sindicato. El control de los medios de producción y la transformación de las relaciones sociales de producción pueden desarrollarse en formas no violentas pero sí subversivas. Es posible incluso romper con la gran separación entre el trabajo intelectual y el trabajo físico que mecaniza a la clase trabajadora.
El salto ideológico. Es importante notar que son pocos los colegios que ofrecen una formación medianamente aceptable para el alumnado. Por un lado por el contenido y por otro por la orientación. Sumado a ello el salario condiciona no sólo el rendimiento del trabajo sino también el estado de ánimo de la población de docentes y alumnos. El campo de las ciencias sociales es idóneo para desarrollar un ataque sistemático a la historia tradicional, a la cultura actual y a la falsa conciencia que existe de nuestra realidad. Es posible desarrollar una ideología que se oponga a la ideología dominante y la supere. Pero ello implica desarrollar una orientación ideológica a la enseñanza sin disminuir la calidad académica sino exponenciarla a su máximo grado de aplicación práctica.
Es necesario confrontarse y destruir los slogans que las empresas privadas usan como reflejo de su pensamiento y la instrumentalización con la que degenera la educación. Esto desde dentro como fuera de los centros de trabajo demanda del docente un compromiso ideológico. En tiempos en los cuales el concepto de ideología va haciéndose más y más nebuloso es urgente reconstruir una definición clara acorde con nuestro proceso histórico. Es urgente a su vez ideologizar aquellas cosas que se van desideologizando para mantener una cultura de lo frívolo o del consumo masificado.
Es necesario plantear también un deslinde con prácticas dogmáticas que degeneran la subversión en una vulgar panfletarización o culto al líder y la revolución en una aplicación de estrategias ajenas a nuestra formación histórica. Precisamente es necesario deslindar de la influencia maoísta que poco o nada aporta a soluciones y debates en torno a la educación, y que curiosamente también se sostiene en slogans prefigurados y frases románticas atractivas para neófitos pero inconsistentes en el fondo.
Una renovación del mismo marxismo, dejar de convertirlo en religión y romper con el esquematismo torpe que asume la existencia una ciencia proletaria y una ciencia capitalista. Las ciencias sociales no son ideologías, ni toda ideología se sostiene en las ciencias sociales, pero debe esclarecerse bien la relación entre la ideología que se asume y el soporte científico sobre el que se levanta.
De todo lo antedicho es necesario establecer principios de clase, los cuales se develan y se formulan en planes de acción con objetivos concretos como son la eliminación de las mismas clases sociales, la propiedad privada y la oposición ya mencionada entre capital, trabajo y propiedad.
La única esperanza de cambio de transformación es el uso de nuestra conciencia y de la formación de un compromiso que vaya más allá de nuestra propia existencia. El hombre es dueño de sus decisiones y de las consecuencias que acarrean, también es dueño de su silencio y sus miedos. El día en que cada persona pueda romper con sus límites individuales y asumir una responsabilidad de colectivo entonces estaremos ante una revolución en pequeña escala, quizá la escala más dramática y dolorosa que es el cambio del individuo. Y recordando la frase de Freire que “nadie se libera sólo, todos se liberan en comunión” podemos invocar que los cambios del futuro se inicien con los compromisos del ahora.

Bibliografía.
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