Por: Mauricio Gamio Pino
Universidad nacional de San Agustín
de Arequipa
Hay muchos héroes en Perú sin embargo la
mayoría de ellos son varones, pero también hay que destacar los actos de las
heroínas de nuestra independencia, un ejemplo de esto son los sucesos de Quilcamachay, donde María parado de
bellido una madre de siete hijos como cualquier mujer de hoy en día, pero con
la fortaleza de enfrentarse al orden establecido que ella consideraba injusto,
es así que se une al movimiento independista de Quiroz en la sierra peruana. Probablemente
ella haya nacido en Huamanga (Ayacucho)
en el año de 1777. Fue hija del criollo Fernando Parado y una humilde indígena
ayacuchana. A los 15 años contrajo matrimonio con el comerciante Mariano
Bellido, con quien tuvo 7 hijos: Gregoria, Andrea, Mariano, Tomás, María,
Leandra y Bartola.
Sus convicciones patrióticas surgieron en 1820, pues su esposo y sus hijos Tomás y Mariano se unieron al ejercito patriota de Cayetano Quiroz para luchar contra las fuerzas realistas y ayudar a la Independencia del Perú. En 1822 empezó a colaborar enviando informes de los movimientos militares del general español José Carratalá. Sus cartas eran recibidas por Quiroz
Era la
conexión con las huestes patriotas, en concordancia con Lima, apoyaba a las
columnas enviadas desde la capital por San Martín pasando de nuevo a la
ofensiva, San Martín había enviado una expedición al sur para atacar a los
virreinales y tenia un pacto con una fracción de la nobleza limeña que lo había
apoyado para tomar la capital, colocó al frente al coronel Agustín Gamarra,
quien se había pasado a las filas libertarias, tras ser por años represor de la causa libertaria. Los dirigentes de este
ejercito fueros cercados inadvertidamente y sobre ellos y sus dos mil
quinientos soldados cayeron sorpresivamente las fuerzas quechuo-españolas del general
virreinal Jerónimo Valdez la noche del 6
al 7 de abril de ese 1822; y ni siquiera hubo batalla, pues fue una deserción en masa, de ese ejército enviado por
la nobleza nada quedó. El botín de guerra del vencedor fue enorme. Y era para
este ejército que los montoneros habían venido brindando sus vidas; porque en
las serranías había empezado una brutal represión, tanto en tierras
huancavelicanas, como en las ayacuchanas y juninenses, avanzaban las huestes represivas,
comandadas por un hombre encanallado en matanzas y el incendio de pueblos, el
coronel José Carratalá (tan distinto él a otros jefes españoles, que eran
liberales y constitucionalistas, como el propio virrey General La Serna). Pues
bien, precisamente eran las tierras de Cangallo donde actuaban de montoneros el
esposo e hijo de la mártir. En carta a su esposo, ‘idolatrado Mariano’, les
advertía el peligro que corrían y que pasase la voz a Quiroz, quien era el jefe
de aquellos grupos, a fin de que todos se replegaran, era imprescindible a
causa de la derrota patriota en la costa y la nueva ofensiva andina del
ejército virreinal. Pero por descuido de los guerrilleros, la carta fue dejada
en una chamarra y los capitanes
españoles la remitieron a la ciudad de Huamanga.
Así las cartas fueron descubierta por los españoles en el pueblo de Quilcamachay el 29 de marzo de 1822. Al día siguiente María Parado de Bellido fue detenida en Huamanga. La torturaron para que diga el nombre de sus compañeros independentistas, pero la heroína resistió el tormento sin delatar a nadie. Fue fusilada por orden de Carratalá en la Pampa del Arco (Ayacucho) el 11 de mayo de 1822
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