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lunes, 26 de mayo de 2014

El amor que no se atreve a decir su nombre

Por Francoise Cavalié Apac
Magister en Derecho Constitucional

Termino de leer, por segunda vez, De Profundis, preguntándome cómo habría sido la vida de mi querido Wilde, lo que sintió en aquella época de morales falsas y apariencias, siendo perseguido y marcado por sólo ser él mismo, por sentir, por amar, por ser diferente y tal vez algo extravagante. Qué diferencia a nuestros tiempos, ¿no?; nuestra sociedad sí que ha avanzado, al menos la tecnología y modernidad si lo hacen, a cada segundo; mientras que los derechos y el respeto caminan distanciados uno del otro, avanzan lento, un pie pidiendo permiso al otro, y si cree que ya avanzaron mucho, se detienen, y vuelven a retroceder.
La homosexualidad no es un tema nuevo, existe desde hace muchos siglos; las personas nacen homosexuales, no es que un día, de la noche a la mañana, uno decida, “ok, hoy quiero ser gay, a ver cómo me va”, tampoco es una enfermedad viral que se contagia, ¡no lo es! En cambio, la homofobia, eso sí es una enfermedad, y creo que bastante contagiosa; desde que se dio a conocer el proyecto sobre la Unión Civil, se ha propagado como gripe, algunos con pequeños estornudos incoherentes, y otros con una terrible fiebre que están dispuestos a impedir su aprobación a toda costa.

La vida de una persona homosexual es muy diferente a la de los heterosexuales; los heterosexuales sí tenemos derechos; en cambio a ellos se lo hemos negado todo, esa es la única diferencia, la injusticia. Que la Constitución no regule expresamente la unión entre dos personas del mismo sexo, no quiere decir que de producirse ésta, sea contraria a la Constitución; para que una ley sea contraria a la Constitución será preciso, que la misma vulnere alguna materia allí contenida, presupuesto que en este caso, es totalmente falso. La unión civil, incluso el matrimonio igualitario (ojo, éstas figuras son completamente diferentes) están respaldadas por principios constitucionales, como la igualdad y prohibición de discriminación por orientación sexual, así como el libre desarrollo de la personalidad y la dignidad de la persona (Artículo 2, incisos 1 y 2).

La unión de hecho, y el matrimonio son figuras jurídicas del Derecho, y el Derecho es un instrumento al servicio de la sociedad; por eso las instituciones jurídicas reguladas por éste deben evolucionar al mismo ritmo que la sociedad lo hace, de lo contrario el Derecho dejaría de ser eficaz y útil, pues existiría un abismo entre la realidad social y la realidad jurídica. El ordenamiento jurídico debe adaptarse a las nuevas necesidades y exigencias requeridas por la sociedad, más aún si trata de hacer efectivos derechos fundamentales de la persona.

Quiero creer, que algún día los sueños del Wilde, sobre una sociedad sin ataduras sea posible, aquellos sueños en los que es posible una sociedad donde se nos permita amar a quien se nos antoje.

 “…Es totalmente cierto. La mayoría de las personas son otras personas. Sus pensamientos son las opiniones de otro, su vida un remedo, sus pasiones una cita."

(De profundis. Oscar Wilde). 

viernes, 31 de enero de 2014

Avatares de la muerte Awajún

Por Francoise Cavalié Apac
Magister en Derecho Constitucional

Para los Indígenas Awajún, la muerte de un ser querido (familiar, amigo o mascota) es sinónimo de tristeza, de una tristeza tal que desborda el alma y golpea el cuerpo, y es expresada en gritos y llantos desgarradores. En muchas ocasiones, esta tristeza es causante de suicidios en cadena, y de hecho, los varones siempre controlan el dolor de las mujeres en estas circunstancias.

Cuando alguien muere, su WAKAN (“Alma”, es la misma persona duplicada, su sombra, en una nueva condición. También las plantas y animales tienen ese “doble”) abandona el cuerpo, SUKÚJI. El corazón, ANENTÁI, es el centro vital, donde se produce el conocimiento y el sentimiento; cuando un Awajún muere, esta vitalidad se escapa por la pupila, IWAJI, y el WAKAN toma el nombre de IWANCH y puede continuar una vida similar a la anterior, en un mundo semejante al de los vivos. Cuentan, también que cuando el WAKAN de un pariente se aparece puede estar anunciando muerte.

Además, el IWANCH puede ser muy malcriado y asustar a los vivos. Este tipo de IWANCH (el IWANCH DEKAS) es en realidad otra “nueva” vida que dura lo que la primera y culmina con la asunción al cielo (NAYAIM, lo azul, YUJAGKIM, las nubes), a veces puede ser en forma de mariposa. También existe otro tipo de presentación negativa del alma, denominada PASÚN, un IWANCH malévolo y salvaje.

Algunos relatos señalan que el WAKAN de quienes han vivido bien se convierte en AJUTAP, un ancestro que se aparece como visión y que trasmite, a los vivos, un poder que les permite superar los avatares de la vida y afrontarlos sin miedo a la muerte. Otro WAKAN es el EBÉSAK que encarna al hombre que ha sido objeto de una muerte violenta, cuyo fin es hacer justicia o venganza.

Por otra parte, la entrada al mundo de los muertos es controlada por SÁGKUCH (también significa masato preparado con yuca asada), hay uno para las mujeres y otro para los hombres. Es una especie de guardián(a) o portero(a), quien da inicio al tránsito hacia la muerte con un acto sexual provisto con un órgano (masculino o femenino, según el caso) descomunal (las jóvenes, al morir, se bañan a la puerta del otro mundo con el fin de entrar aseadas: el gotear de su cabello recién bañado es percibido por sus familiares en forma de garúa que les indica que ya llegó. Esta narración, de conocimiento general, fue mal recibida por la Iglesia).


Finalmente, en el caso de las suicidas, cuando mueren ahorcada, su IWANCH se convierte en zorro, arrastrando penosamente una muy larga lengua, o se convierten en raíz del barbasco (grupo de plantas trepadoras, con hojas en forma de corazón) cuando mueren envenenadas. Cuando alguien muere por culpa de otro, es necesario recuperar el equilibrio, normalmente mediante una actuación contra el culpable o sus familiares. En los últimos tiempos esta “recuperación” puede ser simbólica pero siempre existe la posibilidad de un homicidio compensatorio. El concepto que se aplica para esta recuperación del equilibrio entre grupos familiares se denomina ETSAGTUMAMU, que significa consuelo (es muy diferente al IÍKAT, que refiere venganza). Es posible que la reparación reclamada por los parientes de la suicida al supuesto “culpable” sea una expresión de esta necesidad de consuelo para poder vivir tranquilo tras un hecho fatal como lo es el suicidio.

jueves, 30 de enero de 2014

Esterilizaciones forzadas: medida necesaria o abuso de poder

Por Liseth Dipaz Paredes
Socióloga 



Han pasado casi 24 años desde que empezó el gobierno de Alberto Fujimori, y desde que empezó cambio del país, pues reconozcamos que el Perú es otro, no solo económicamente sino también socialmente hablando.

Si nos ponemos en el contexto de los años noventa, luego de haber salido de la crisis ocasionada por el gobierno de Alan García, que debemos recordar dejo al país sumido en una de las peores crisis económica más la violencia política (coches bombas, apagones, muertes), surgió la figura de Alberto Fujimori, el mesías del cambio, claro que si trajo cambio; hay un antes y un después de Alberto Fujimori.

Entre sus muchas medidas, que hoy son tildadas de autoritarias, nombraremos una que hoy es noticia en muchos medios internacionales y que muchos tildan de vergüenza otros de media necesaria: las esterilizaciones forzadas; quiero aclarar que no estoy ni a favor ni en contra de esta medida; en primer lugar desde mi punto de vista esta medida en algunos casos fue necesaria, es decir, viendo el tema de las esterilizaciones forzadas como una cuestión de salud pública: muchas mujeres veían el tener hijos como si se tratará de ir de compras,  tenían alrededor de 8 hijos y en algunos casos iban por el noveno, no eran necesario hacer algo.

La mayoría de las mujeres esterilizadas son mujeres de condición humilde que no tenían acceso a lo que hoy conocemos como planificación familiar, si bien es cierto hoy en día existen diversos métodos anticonceptivos, programas de planificación familiar, siguen existiendo en nuestro país tasas altas de natalidad.

Por otro lado, se vulnero todo derecho de las mujeres de decidir cuántos hijos querían tener, o si ya no querían tener más hijos; el gobierno de Alberto Fujimori tomo la decisión más fácil que no le ocasionaría gastos logísticos enormes, inversiones e implementación de programas que pudieran frenar el crecimiento demográfico del país.

La hizo fácil y es por ello que hoy lamentamos la muerte de muchas mujeres, que a consecuencia de esta práctica  murieron al ser operadas con las mínimas medidas de higiene, quien les devuelve la vida a estas mujeres, las indemnizaciones que pudieran darse o que ya se dieron suplen la ausencia de una madre.


Queda en el tablero si Alberto Fujimori debe ser juzgado o no por este delito como jefe de gobierno en aquel entonces, pues el país se polariza cuando se habla de él, hay quienes están a favor y otros en contra, queda para el debate.

miércoles, 29 de enero de 2014

La Integración Inconclusa

Por Ricardo Jiménez Palacios
Filósofo,  estudiante del Instituto de Asuntos Públicos (U. de Chile)

Durante el mes de setiembre de 1929, el periódico La Patria de Tacna celebraba los sentimientos de confraternidad y unión que de un lado y otro de la frontera compartían los gobiernos de Chile y Perú. A noventa días después de firmado el Tratado de Lima, los deseos de ciudadanía y hermandad rebosaban el horizonte de ambos países, bajo el propósito de poner fin a las viejas querellas que por espacio de cincuenta años habían envuelto a la región en un ambiente de tensión e impaciencia. Sin embargo, con el pasar de años y generaciones, los resentimientos y revanchas fueron pulsando el desarrollo de nuestro diario vivir, generándose altibajos en nuestra relación. Al igual que hoy, se apreciaba el fin de las enemistades y el cierre de los últimos altercados entre ambas naciones; si el deseo de ambos Estados fue desarrollar una convivencia pacífica ¿en qué fallamos? ¿Qué podemos aprender?

Hoy pareciera que los diversos gestos y declaraciones públicas que a nivel de gobierno se han desarrollado en Perú y Chile atesoran un trabajo de largo aliento. Si bien hoy parece irrisorio hablar de un conflicto bélico entre ambos gobiernos, no resulta descabelladlo afirmar que la violencia se desarrollará en niveles micro, en las relaciones cotidianas, en los puestos fronterizos, en los grupos vulnerables, en la violencia verbal, psicológica y simbólica que tenga como catalizador la visión de triunfalismo.

El problema pareciera ser que tanto en 1929 como hoy se ha estado hablando a niveles de gobierno y no a niveles de sociedad civil. Si bien las imágenes y recuerdos de la guerra del Pacífico han ido desdibujándose con el tiempo, el actual reto es cómo concretizar la ansiada integración y convivencia pacífica en la región.

No obstante ¿cómo hacer la paz? Al concluir las dos guerras mundiales surgió la impronta de hacer la paz universal, sin embargo no se sabía cómo hacerlo exactamente, es de esa forma que el tema tuvo que madurar con el paso de los años, hasta poder llegar a acciones concretas. Desde mi punto de vista, a nivel local, entre las ciudades de Tacna y Arica, existen posibilidades de ir llevando a cabo una agenda propia, pensando desde un mismo territorio. Problemas como el tráfico de personas y drogas, los niveles de violencia intrafamiliar, las irregularidades migratorias y el acceso a servicios básicos son solamente algunos puntos que pueden ir marcando una agenda común entre ambas ciudades, empezándonos a pensar y planificar en conjunto. Asimismo deben considerarse aspectos comunes como insertar la temática de integración en el currículo escolar y universitario, resaltando y dando a conocer los hitos históricos que nos unen en lugar de los que nos separan, relatando las diversas historias familiares que integran a ambas ciudades bajo un silencioso lazo de amistad y familiaridad que tiene muchas más voces e historias para contar que los cuatro años de conflicto[1] que a mal han ido determinando nuestra identidad.
Es momento entonces de empezar a hablar de paz e integración en serio, planificándonos y visualizándonos en un mismo territorio, que afronta los mismos problemas, donde exista compromiso gubernamental y ciudadano, en la búsqueda de una agenda de integración y hermandad profunda y sostenible.



[1] La guerra del Pacífico se inició en 1879 hasta el año 1883.

sábado, 25 de enero de 2014

“Sera posible pasar la página y finalmente limar asperezas entablando una unidad posterior a la sentencia”.

Por Evelin Yanet Ramirez Trujillo 
Socióloga 

En los últimos días se está viviendo con mucha expectativa el tema del fallo que emita la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de la Haya en torno al diferendo marítimo entre Perú y Chile; después de seis años de iniciada la demanda, finalmente el 27 de enero se definirá la situación.

Hubo diversas situaciones que no cooperaron a la buena relación bilateral con Chile; principalmente fue dándose por el surgimiento de las guerras, que hicieron tambalear y debilitar esa relación como vecinos. De hecho en la mente de todo peruano sea intelectual o no, se ilumina diversas interrogantes que pudieron cambiar los hechos; es desde este punto que surge cierta emoción de rivalidad como en el fútbol, las inversiones, la disputa por el origen del pisco, etc.;  a lo largo de todo este tiempo. Pero, también está la iniciativa de ambos estados en superar los malestares del pasado y se ve en los resultados de intercambio comercial que realizan estos dos países; promoviendo el empleo, acogiendo a los migrantes, estableciendo Alianzas.

El futuro de ambos países en temas de relaciones bilaterales es alentador, debido al crecimiento económico que atraviesan y con ello el fortalecimiento del intercambio comercial; generando trabajo y estabilidad tanto a las colonias peruanas que recién en Chile y viceversa. Con todo ello, considero que hoy por hoy se vive un clima calmado, de integración política, social y económica en ambos estados; dispuestos a acatar lo que dictamine y pasar la página dejando atrás todo tipo de tensiones, por el bienestar de ambos pueblos.



miércoles, 22 de enero de 2014

Analizando la cuestión de la inseguridad ciudadana

Esteban Martinez
Egresado de Sociología, UNMSM

La llamada inseguridad ciudadana es un trastorno objetivo presente en nuestras sociedades, un mal cotidiano que perturba e impide la convivencia pacífica y el sosiego en nuestra experiencia subjetiva. Hablamos aquí de la seguridad en el orden interno del país, asociada a la criminalidad a partir del actual marco conceptual que se tiene de seguridad, propia de los estados democráticos, trabajando la experiencia positiva del fenómeno y la experiencia subjetiva.

La inseguridad es un estado de miedo y desamparo colectivo que alcanza a todos los grupos sociales de un país y de una sociedad determinada frente a la insuficiencia de una autoridad central, encarnada en el Estado moderno, incapaz de integrar a los amplios sectores sociales y de construir una comunidad política o una comunidad de ciudadanos en torno de la sociedad civil que permita la convivencia y paz social.

Cuando se habla de inseguridad ciudadana se percibe una situación de miedo, alarma, zozobra, desamparo, desaliento, descreimiento  en la población, lo que la torna vulnerable, indefensa, presa del pánico, carente de razón, desbordante de pasiones y blanco fácil de influencias y de determinaciones. Hoy asociamos la inseguridad a la actividad ilícita de personas o grupo de personas, que mediante medios delincuenciales y anómicos violan la norma social institucional y perjudican o causan males y daños a otras personas o grupo de personas organizadas y a los bienes públicos, y por lo tanto, resulta una amenaza al conjunto de la sociedad, sea a través de actividades como robos, secuestros, homicidios, extorsiones, chantajes, etc. Y esta situación anómica de criminalidad es una realidad objetiva que es vivida subjetivamente en nuestros días y que golpea severamente no sólo a nuestro país, sino que se presenta como un fenómeno a nivel global[1].

No podemos comprender el fenómeno de la conducta delincuencial si nos quedamos en un estrecho margen explicativo, como el que afirma que el delincuente elige la opción de vida del “dinero fácil” o de la vía rápida de enriquecimiento para satisfacer ciertas necesidades (necesidades básicas, lucro, poder, estatus, prestigio). Esto es un hecho positivo, pero no ve más allá que de la conducta individual del delincuente, y es un planteamiento basado en la creencia ingenua de que los seres humanos nos movemos en función del cálculo y las ventajas tangibles. Viéndolo de esta forma aislada, una primera solución, efectiva y pragmática, sería la fórmula autoritaria y represiva contra el “inadaptado social”.
La familia es una institución social determinante en el  cultivo de una agresividad potencial en el niño que puede encauzarse hacia la criminalidad. No obstante, no se le debe estudiar de manera aislada, sino en tanto, organización social sometida a las relaciones sociales y sus contradicciones, y como agencia psíquica de la sociedad, cuya función es transmitir las exigencias de la sociedad al niño en crecimiento. El carácter de los padres no deja de ser expresión del carácter social, y por ello transmiten al niño los rasgos esenciales de la cultura y sus imperativos. Además del carácter de los padres, también los métodos educativos dentro de una cultura cumplen la función de moldear el carácter y formar tipos de personalidad en el niño en una dirección socialmente determinada y deseable.

La inseguridad social madura en una situación de crisis institucional en un marco mayor de fragmentación y desintegración social a consecuencia del carácter excluyente del Estado. El problema de la marginalidad, en el que determinados grupos sociales se ven excluidos y carentes de oportunidades y de realización personal, se generaliza con el desempleo masivo y creciente, en el cuadro de crisis industrial, que se da en nuestro país desde la década de los noventa, con la implementación de las políticas del Consenso de Washington. La nueva situación de desestructuración determinó ciertas respuestas de adaptación social.
La conducta anómica delincuencial es una forma de adaptación a la vida social de forma ilegal y destructiva, es decir, que no repara en el otro, en tanto sujeto de derecho y como ser humano, fin en sí mismo y no medio para otra cosa.

Sociológicamente, se podría señalar que en el delincuente confluyen elementos de carácter individual y social. A nivel individual: el fracaso en el proceso de formación de una identidad autónoma y de realización personal; y desde la perspectiva social: la violencia estructural y el carácter social, que incluye los valores supremos como el individualismo y las falsas expectativas de la cultura dominante.

El imperativo social juega un papel muy importante en la creación de expectativas y promoción de ciertos valores asumidos como supremos, tales como la obtención de dinero, poder, prestigio; sin embargo las restricciones que operan en la estructura social originan frustración y desencanto y tornan la posibilidad de alcanzar tales exigencias sociales a través de medios o vías asociadas a valores de la cultura dominante, tales como el pragmatismo y el egoísmo. Esta situación se ve agravada por el medio violento y deshumanizado.

La actitud anómica, egoísta, violenta o destructiva no es una forma de vida social que se presenta únicamente en los estratos populares y marginales, es más bien, una actitud integrada al sistema, son rasgos de la sociedad en su conjunto.
Nuestra estructura política condensa la violencia, la prepotencia, la inmoralidad que habitan en nuestros mundos cotidianos. Lobbies, coimas, sobornos y chantajes y demás vicios del poder político son parte, también, de nuestra vida cotidiana que celebra y anima la actitud del pendejo o el vivo que le saca la vuelta a la ley -en la acepción más general-, se ampara en la mediocridad del vulgo y consigue determinados réditos sin reparar en el otro o pasando por encima del otro.

La inmoralidad y el pragmatismo es manifestación de esa situación global, donde el gran poder, asociado a las grandes corporaciones, satisface sus intereses particulares y egoístas y no se detiene ante ningún costo humano, social o ambiental. Es la cultura del mercado que impone y determina la mentalidad mercantilista y agresiva basada en el lucro egoísta, que se vale de cualquier medio con el fin de imponerse sobre la competencia, donde los derechos del otro no cuentan, y en la que se desechan valores como la solidaridad y el respeto. Es el sistema capitalista de rasgos salvajes, excluyente, desregulado y deshumanizante que cultiva un individuo pasivo y consumidor arrojado a las contingencias del mercado antes que ciudadano y miembro de una comunidad política. La mentalidad desestructurante y desintegradora es contraria a lo público universal, de construir ciudadanía e integrar a las amplias capas sociales en torno a la sociedad civil.
Desde el gobierno central, con la Ley N° 30151, que exime de toda responsabilidad penal a policías y militares que causen lesiones o muerte en cumplimiento de su deber y en uso de sus armas u otro medio de defensa, se pretende dar una salida policíaca al problema de la inseguridad y el orden interno, agarrotando y reprimiendo, criminalizando la conducta, violentando derechos y libertades fundamentales, al dar atribuciones y concesiones a las fuerzas represivas para combatir al delincuente o al inadaptado social, incluyendo aquí a elementos disociadores, “desestabilizadores” más amplios que la lógica gobiernista y de poder contemple como tales. Lo que torna más oscuro el escenario social, que se presenta cada vez más autoritario y regresivo lo que refuerza las inseguridades, los miedos, las desconfianzas.

Desde el miedo se responde usando los propios impulsos agresivos y homicidas. La opinión pública operada encauza sus energías hacia el autoritarismo y la irracionalidad. Se pide muerte en respuesta a la muerte. La víctima pasa a ser victimario, el violentado a ser violentista, el aterrorizado a ser terrorista, y pierde su identidad, su opción de diferenciarse.

Estamos lejos de cultivar una cultura cívica de paz, de convivencia que permita la integración social y genere condiciones que permita la  libre individuación de las personas, promoviendo una educación y una ética pública desde el Estado que sensibilice y concientice a la población contra la violencia irracional y la enajenación. Reactivamente, sobre el asiento del miedo, la desconfianza, la irracionalidad, y sobre imágenes que explotan, día a día, los medios de comunicación, y quizá en respuesta a nuestras propias experiencias infortunadas, una mano dura nos parece la salida más adecuada, inmediata, práctica y efectiva para la solución de los problemas.  Marchamos hacia una escala de los impulsos agresivos y el refuerzo de una cultura autoritaria.




[1] En el Perú no ha florecido la gran delincuencia o los grandes grupos organizados que, fundamentalmente, están vinculados al gran tráfico de drogas o de armas y que tienen un poder importante en la sociedad. Lo que predomina en el Perú son grupos narcotraficantes, micro comercializadores, secuestradores, asaltantes en las que descuellan las pandillas juveniles asociadas a un territorio, un equipo de futbol etc.

martes, 14 de enero de 2014

Conciencia Turística

Por Livia Nieves Felles
Comunicadora Social

En términos generales el turismo es definido como una de las actividades económicas y comerciales que contribuyen en los ingresos de los estados,  sin embargo en la práctica, el turismo va más allá de este concepto, aquellos con espíritu aventurero pueden dar fe de que el turismo despierta la identidad cultural de un pueblo, aflora su sentido de pertenencia, aviva el orgullo de haber nacido allí, de ser hombre y  ser heredero de su historia.

Si revisa el ranking de los países más visitados, encontrará que están encabezados por aquellos denominados países industriales que además de ser potencias mundiales, gozan de una intacta identidad cultural que es conocida y compartida, aceptada, contada y transmitida por sus habitantes de generación en generación, sin lugar a dudas he allí la mejor herramienta publicitaria, aquella que se transmite boca a boca.
El Perú a pesar de recibir miles de turistas anualmente, aún no es considerado como un  país turístico por excelencia y quizás ello se deba a múltiples factores que asaltan su mente ahora mismo, pero seamos  honestos, acaso si tuviera la oportunidad de viajar, no prefiere irse por la vieja Europa o el continente oriental en vez de quedarse aquí y   no lo culpo, suele suceder cuando se desconoce el territorio que a diario se pisa y se es presa fácil de la publicidad que todo lo vende.

Realmente poco o casi nada hacemos los peruanos por difundir lo que nos pertenece, pues no se habla de  aquello que no se conoce, no se recomienda aquel lugar  que jamás se ha visitado, no se siente orgullo por aquello que le es indiferente y lo que es peor aún no es de tu interés aquello que no te despierta ningún sentimiento y para lo cual no  has sido inculcado, Amar lo nuestro y luego el resto.

Ya lo sabe, si ha de pensar en viajar, quizás una buena alternativa sea visitar su propio país, su propia experiencia narrada con fervor a sus familiares y amigos, sembrara  patriotismo en ellos y prepara hombres para el mañana.

Según el ranking anual en turismo publicados por  la Organización Mundial de Turismo (OMT) y diversas revistas de turismo internacional, el 2013 fue un año de gran demanda turística para EE.UU, España, Francia, China, Italia.  Mientras que entre los más visitados en América Latina figuran; México, Brasil, Argentina, República Dominicana, y otros países como el  Perú.


Reconciliación con nuestra propia historia.

lunes, 13 de enero de 2014

Rondas Campesinas vs Ronda Urbanas

Por Francoise Cavalié Apac
Magister en Derecho Constitucional

Hace una semana apreció un video (http://www.youtube.com/watch?v=QhXcKtPc-jQ) en televisión y redes sociales sobre un “operativo” contra un nigth club, realizado por las autoproclamadas “rondas urbanas” de Cajamarca.
La falta de seguridad, tanto en Lima como en provincia, es un problema que en lugar de mejorar con cada gobierno, se mantiene igual o empeora, lo que conlleva a que la misma población tome cartas en el asunto. Sin embargo, tomar la justicia por nuestras propias manos no sólo deforma la concepción de justicia, sino que incurre en actos ilegales al violar derechos fundamentales de la Constitución.
Por otro lado, y el motivo de éste artículo, es la aparición de las rondas urbanas (no siendo ésta, su primera vez), que además de crear falsas similitudes y/o comparaciones con las rondas campesinas, desvirtúa la existencia e importancia de las rondas campesinas en una sociedad cegada, aún, ante la interculturalidad.

Por otro lado, y el motivo de éste artículo, es la aparición de las rondas urbanas (no siendo ésta, su primera vez), que además de crear falsas similitudes y/o comparaciones con las rondas campesinas, desvirtúa la existencia e importancia de las rondas campesinas en una sociedad cegada, aún, ante la interculturalidad. 

RONDAS CAMPESINAS

Origen
Surgen a mediados de los años setentas, en Cajamarca y Piura, debido a la necesidad de proteger sus bienes del incremento de la delincuencia, en especial el abigeato, que no era controlado por las autoridades encargadas. Posteriormente, producto de la crisis económica y social que afrontaba el país, el Estado estimuló la constitución de los comités de autodefensa como estrategia para combatir la delincuencia, el terrorismo y el narcotráfico.
Actualmente las rondas campesinas desempeñan diversas funciones en su ámbito rural, tales como funciones de gobierno local, administración de justicia (la jurisdicción especial sólo tiene competencia sobre hechos ocurridos dentro del ámbito de su comunidad), desarrollo local, y de medio de comunicación con las entidades estatales y otras organizaciones.

Concepto:
Son organizaciones que representan y estructuran la vida comunal ejerciendo funciones de seguridad, justicia e interlocución con el Estado, garantizando la paz comunal. Además organizan esfuerzos y recursos para el desarrollo rural dentro de su ámbito territorial. Éste suele caracterizarse, desde el punto de vista de la institucionalidad, por la ausencia o debilidad del Estado para garantizar el orden y el respeto a los derechos fundamentales de la persona humana.” (Fuente: “El Reconocimiento Estatal de las Rondas Campesinas”, 2° Edición, Defensoría del Pueblo)


Características: 


Deberes y Derechos:
·         Promover el ejercicio de los derechos y participación de la mujer en todo nivel.
·         Tener consideración especial a los derechos del niño y del adolescente, las personas discapacitadas y de los adultos mayores.
·         Las Rondas Campesinas deben elaborar su Estatuto e inscribirse en los Registros Públicos. Asimismo procederá su inscripción en la municipalidad de su jurisdicción a fin de establecer relaciones de coordinación. No podrá existir más de una Ronda Campesina en el mismo ámbito comunal
·         Derecho a no ser discriminados por las instituciones y autoridades del sector público.
·         Las Rondas Campesinas tienen derecho de participación, control y fiscalización de los programas y proyectos de desarrollo que se implementen en su jurisdicción comunal de acuerdo a ley.
·         Las Rondas Campesinas en uso de sus costumbres pueden intervenir en la solución pacífica de conflictos suscitados entre los miembros de la comunidad u organizaciones de su jurisdicción y otros externos siempre y cuando la controversia tenga su origen en hechos ocurridos dentro de su jurisdicción comunal.


RONDAS URBANAS DE CAJAMARCA
Las rondas urbanas tienen su origen a comienzos del año 2000, producto de la inseguridad, delincuencia, y migración de forasteros a la ciudad. Sus acciones comprendían fuertes castigos corporales y públicos a ladrones, y/o cualquier persona que atentase contra la moral.
Posteriormente, en el año 2008, la Municipalidad emitió una ordenanza reconociendo y otorgando, a las rondas urbanas, la facultad de administrar justicia, hecho que fue criticado por la Fiscalía de Cajamarca, por ser inconstitucional. Debido a esto, la Municipalidad, modificó la ordenanza, especificando que las rondas urbanas sólo debían colaborar con las autoridades, sin embargo esto funciona al revés; las rondas urbanas siguen tomando la justicia en sus propias manos, con excesos incluidos, y las autoridades (Serenazgo y la Policía), se limitan sólo a acompañarlos.


RONDAS CAMPESINAS vs RONDAS URBANAS
Al igual que las rondas campesinas, las rondas urbanas se originaron por una escasa y/o corrupta participación de las autoridades competentes en zonas urbanas, trasladando así el modelo de las rondas campesinas fuera de su competencia territorial. Sin embargo, existen diferencias marcadas entre ambos modelos, veámos cuáles son:





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