Por Mauricio Gamio Pino
Universidad
Nacional de San Agustín
Ya desde hace mucho años la creación de un Colegio
de Historiadores del Perú, ha significado para
algunos historiadores la posibilidad de
crear una institución a nivel nacional que vele por los intereses de la
profesión y consiguientemente la posibilidad de mejorar sus opciones de empleo,
pero también ha generado la oposición de muchos otros que consideran
innecesaria y absurda esta propuesta, pues el trabajo del historiador es
estrictamente un trabajo intelectual que no debe ser regulado, además que escribir sobre la historia no puede
ser solamente un privilegio de una
organización profesional.

El proyecto que no excluye a otros profesionales,
pretende asegurar la presencia de profesionales con formación específica en
historia en instituciones de enseñanza e investigación histórica, sin
embargo ha encontrado cierta resistencia
en el presidente del senado y la presidenta de la República Dilma Rousseff para nuevos proyectos de reglamentación
profesional. Las opiniones respecto al proyecto entre los historiadores
brasileños están divididas, mientras los gestores del proyecto aseguran que habrá una valorización del campo
historiográfico en Brasil, sus opositores afirman que la profesión ya es
reconocida y no necesita ser reglamentada por lo que no tendría ningún efecto,
o hasta que esta ley seria dañina para la profesión al ser excluyente.
Aunque el debate en Brasil tiene cierta similitud al
existente en Perú, también existen diferencias notables como que en dicho país existe una Asociación Nacional
de Historia institución de gran importancia en dicho país, y que esta ley de regimentación
está basada principalmente en la investigación, siendo Brasil uno de los países
que más invierte en investigación en la región latinoamericana, por lo
contrario los historiadores peruanos hasta el momento no han podido organizarse
y discutir el tema, ya que en Perú solo existen organizaciones locales sin gran
representación, la Academia Nacional de Historia es una institución casi
inexistente y es principalmente la falta de apoyo al investigador el principal
problema, mi intención al escribir este artículo no es manifestarme en contra
ni a favor del proyecto del Colegio de Historiadores,
pero si a favor que instituciones como la Academia Nacional de Historia tomen un papel mas participativo en la vida
cultural del país, para que historiadores y otros profesionales encuentren
vínculos y temas de investigación en común, por el bien de las ciencias
sociales en el Perú.
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