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martes, 10 de abril de 2012

La guerra de las energías

Por Luis Chávez Lara
Egresado de Historia de la UNMSM

Hace unos meses una reproducción de la espada de Simón Bolívar fue entregada a un personaje que seguramente muy pocas personas reconocieron, su nombre es Mahmud Ahmadineyad, mandatario del islámico y remoto país de Irán. Según la prensa internacional este señor gobierna al país que junto a Corea del Norte son en la actualidad las principales amenazas para la paz global debido a sus programas nucleares, los cuales se niegan a cancelar a pesar de las presiones del occidente del mundo y de la ONU. Hugo Chávez Frías, el rimbombante presidente de la bolivariana Venezuela y con el cual no comparto ningún parentesco, fue quien le entregó este símbolo del Libertador con gran atención de los cócteles diplomáticos y cuarteles militares mundiales, que vieron en el acto una provocación directa contra la administración de Barack Obama y de paso contra la Unión Europea que mantienen sanciones económicas contra el Estado iraní. Alto allí dijeron los internacionalistas y los líderes de opinión saltaron en una pata agradecidos por el nuevo titular caído del cielo. “Relaciones peligrosas” anunciaban los noticieros y “Dictadores” proyectaban los tabloides al lado de la fotografía del momento de la condecoración. Fue un escándalo mediático que algunos aprovecharon para revivir viejos fantasmas de la Guerra Fría, las armas nucleares y su expresión más atroz e inhumana, la bomba atómica.

Por su parte Irán niega que su plan de enriquecimiento de uranio esté orientado a fabricar este tipo de armamento, dicen que lo hacen para defender su dignidad y aunque el mundo entero se oponga seguirán adelante. Su vecino Israel, que también tiene armas nucleares y es avalado por Estados Unidos, acaba de anunciar que atacará las instalaciones que según ellos han identificado, serían donde se están produciendo las destructivas armas atómicas. Todo esto a unos días de llevarse a cabo una reunión donde participarán los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU incluyendo a Alemania, posiblemente en Turquía, con el fin de convencer al líder iraní de que desista de su programa nuclear.

Aquí viene mi duda, ¿qué autoridad tiene el Occidente para decidir quién puede poseer armas nucleares y quiénes no?, ¿por qué Estados Unidos las puede tener y no los países islámicos?, ¿o es que hay otro motivo para detener este tipo de industria? No defiendo la fabricación de armas atómicas, cuestiono los motivos que están detrás de las potencias occidentales, principalmente de los Estados Unidos y de su aliado en el Oriente, Israel. Benjamín Netanyahu, el primer ministro israelí y su ministro de Defensa Ehud Bark acaban de lanzar el ultimátum de lo que sería un ataque militar contra Irán de oponerse al cierre de sus instalaciones nucleares. Me parece historia conocida, ¿no fue así que Estados Unidos entró a Irak?, con el pretexto de las terroríficas armas atómicas, y solo con el testimonio de un ciudadano iraquí que en su momento dijo haberlas visto y que ahora se retracta, esto me huele a invasión, a expansionismo yanqui y a crudo petróleo, el verdadero motivo que podría mover el potente poderío bélico desde América del Norte hacia el desierto iraní en acorazadas embarcaciones, paradójicamente nucleares y con ejércitos mercenarios como Blackwater, DynCorp International, Global Risk, Brown and Root, Vinnel y MPRI, cada uno de ellos con miles de contratistas, ex combatientes o militares que accedan a cargar el arma a cambio de cuantiosas ganancias en algún país lejano. Sino pregúntenle a Dick Cheney y googleen sus lucrativas labores de la mano de la empresa Halliburton.

Y es que el siglo XXI es el siglo de las guerras preventivas, guerras que se llevan a cabo para “prevenir” posibles ataques contra curiosamente, los que las inician. Esto no debería sorprendernos, es súper conocido que el Oriente es rico en recursos petroleros, el contaminante combustible que mueve al mundo y sin el cual la civilización difícilmente se podría sostener, pero al ser natural corre el peligro de terminarse, y Oriente tiene mucho, tanto que Estados Unidos podría iniciar una guerra contra ellos, para picarles un poco, ya lo hizo en más de una ocasión, so pretexto de detener a los demoníacos científicos que investigan como producir bombas, gases o armas biológicas y que profesan el Islam en un bunker.

Seguramente agotarán todas las vías diplomáticas para luego lanzar el anunciado ataque, bien dice por allí un experimentado internacionalista, la diplomacia es la continuación de la guerra y la guerra es la continuación de la diplomacia, nada más cierto, lo que están haciendo con Irán es alargar su agonía antes de darle la estocada final. Estados Unidos estaría feliz si el nada santo Ahmadineyad lanzara una bomba atómica, ya que tendría el camino libre y la autorización de la ONU (aunque no lo necesita) para lanzarse en la Cruzada moderna que ya inició con fines nada celestiales, por el contrario, terrenales, económicos, geopolíticos y finalmente energéticos. Cinco serán los pilares que buscarán asegurarse los aspirantes a potencias en este siglo, tomen nota China e India que les pueden sacar ventaja: la posesión de recursos naturales, el monopolio de la energía, la obtención de la información, la producción de nuevas tecnologías y agua, mucha agua. Recordemos que en la Amazonía el líquido elemento abunda como granos en una playa, ¿es que acaso debemos esperar una invasión?, por ahora no, pero quién sabe el futuro, la Historia no puede especular pero los que la escribimos sí.

Solo espero que la Yihad no selle la declaratoria de guerra y que los Cruzados modernos no deriven en decapitados Templarios, perdiendo sus coronillas por aquel oro negro que por ahora, es el causante del expansionismo neocolonialista de las potencias nucleares occidentales.

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