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lunes, 31 de octubre de 2011

La buena voluntud en la ética de las costumbres

Por Erick Fabián Quispe
“Nada puede ser pensado como bueno sin ninguna
restricción, excepto una buena voluntad” (Kant)

En esta ocasión nuestro artículo tiene un tono más filosófico. Para ser exactos, Emmanuel Kant será el autor a abordar desde su conocida obra “La Ética de las Costumbres”. Y el punto central de nuestra reflexión en este artículo es la  Buena Voluntad”, la cual es precisamente planteada por el filósofo alemán como un elemento fundamental dentro de la propuesta ética de este autor.

No pretendemos ser unos expertos en análisis filosófico kantiano, sino presentar una reflexión personal sobre este punto; ya que, hoy más que en otros tiempos, es necesario y vital -a nuestro entender- hablar de ética, sobre todo en nuestra sociedad peruana, ya que la ética debería ser un elemento importante en el pensar, sentir y actuar humano, por ende, de toda la sociedad.

Por lo antes expuesto, debemos partir de un acercamiento teórico breve a la filosofía kantiana. Kant, al inicio de su obra, nos plantea que existen dos tipos de dones: 1. Los dones de la naturaleza (o también conocidos como talentos del espíritu -el valor, la decisión, etc.-) los cuales precisamente nos han sido otorgados, sabiamente, por esta (la naturaleza).  2. También encontramos a los dones de la fortuna (el poder, la riqueza, etc.). De los cuales se afirma que también son bienes, y son en su mayoría muy deseables por el hombre. Sin embargo, no se constituyen como deseables por sí mismos; sino, por sus efectos o consecuencias  que producen.

En contraposición a estos “bienes” surge la interrogante kantiana por descubrir cual entonces es ese “bien supremo” que debe ser bueno en sí mismo. Este en contraposición a los dones que el hombre posee o busca, tiene valor por sí misma, y no solo produce la felicidad momentánea (como en el caso de los anteriores) sino que se constituye como condición previa de dicha felicidad. Una felicidad más absoluta y que se haya en el mismo hecho de actuar conforme a ese bien supremo. Sobre esto explicaremos más detalladamente a continuación.

Mencionamos que estos talentos o dones son buenos. Y es la felicidad que producen lo que le da valor a estos; pero, nos advertirá Kant, también pueden ser negativos y dañinos si estos son solo alcanzados o llevados a cabo por el placer que producen. Es decir, cuando se constituyen como fines últimos y no como medio para el bien supremo que se encuentra tras de ellos. Esto se entiende desde la propuesta kantiana, de que es necesario que exista detrás de estos dones mencionados al inicio: “una BUENA VOLUNTAD que dirija a un fin universal esa felicidad producida”.

Por tanto, la “Buena Voluntad” se convierte en una condición necesaria que nos hace dignos de ser felices. Sin embargo, Kant olvida que algunas cualidades o dones son favorables a esta buena voluntad; pero nos recuerda también que estas no tienen un valor interno absoluto. Sino que, presuponen una Buena Voluntad que restringe el alta estima que solemos atribuirles. Lo cual precisamente no nos permite considerarlos (los dones, talentos) como buenos de modo absoluto o en sí mismos.

Un punto clave para entender este concepto de “Buena Voluntad” es que esta no es buena por lo que realice, sino que “es buena por el querer”. En otras palabras, es buena en sí misma. Kant agrega además que es más valiosa que la suma de todas las inclinaciones. Por tanto, posee un valor absoluto. Dentro de todo ello, surge aún la interrogante en que si este es el bien supremo, he incluso condición previa para la misma felicidad, cuál es la facultad que se encarga de mostrarnos o guiarnos en el descubrimiento de esta Buena Voluntad. Aparecen aquí dos términos que son importantes de explicar: la razón y el instinto natural.

Por un lado, la razón parece constituirse como una facultad insuficiente para comprende el este Bien Supremo. Tal vez, se argumenta, que la naturaleza habría sido más sabia en otorgarle al Instinto natural el beneficio de ser la rectora de nuestra Buena Voluntad. Pero, entonces la naturaleza para que nos hubiera dado la razón, se pregunta el autor. Surge por tanto, una nueva forma de entender la razón, no solo como facultad especulativa sino también, como una facultad práctica.


Es desde esta dimensión de la razón que el hombre produce una “Buena Voluntad”. Es este el destino verdadero de la razón, nos dirá Kant. Es así como la Buena Voluntad se constituye no como único bien, ni todo el bien, pero si como bien supremo y condición de cualquier otro, incluso la felicidad, como señalamos antes. Ya que, por esta voluntad buena nos hacemos dignos de tal felicidad.

Por otra parte, juega un papel importante en la comprensión de esta voluntad el concepto del deber. Trataremos de explicar, brevemente, esta relación existente y que clarifica mejor lo que Kant propone como Voluntad Buena. Empezaremos señalando con Kant:

“Para desarrollar el concepto de buena voluntad, digna de ser estimada por sí misma y sin ningún propósito exterior a ella, tal como se encuentra en el sano entendimiento natural… vamos a considerar el concepto de deber, que contiene el de una voluntad buena…” (Cf. Kant, p.58)

La Buena Voluntad, se constituye como bien supremo en la medida que no está sujeta a las inclinaciones materiales de los hombres. Es decir, su cumplimiento se da por deber, porque en esta buena voluntad se encuentra la mayor expresión de la felicidad, que se desarrolla de manera incondicionada por el mismo hecho de actuar conforme a la buena voluntad.

Asimismo, para entender este concepto de deber es necesario relacionarlos con el ejercicio de la Buena Voluntad, la cual se da por determinación del cumplimiento de la ley moral implícita en cada uno de nosotros. Es preciso señalar también que hablar del bien supremo, como condición de los otros bienes, implica también hablar de acciones morales. Ya que, el concepto de voluntad buena, no se entiende sino desde el plano de una ética práctica, la cual se sigue precisamente de esta buena Voluntad enunciada.

Esta ética del deber, planteada por Kant, que se constituye como universal y racional ha de partir no de la experiencia sino del deber, es decir desde categorías a priori, las cual explican su carácter de condición previa de los otros bienes.

De todo lo antes expuesto, consideramos que es asombrosa toda la argumentación racional expuesta por Kant acerca de cómo la Buena Voluntad es la que se constituye como el bien supremo, condición primera para el resto de bienes. Y además de ello, a partir de esto construye toda una lógica sobre como el ser humano se encuentra sujeto, en cuento al desarrollo de su moral, a una razón práctica, la cual es la encargada de dirigir esta buena voluntad.

No obstante, la pretensión de universalizar los actos morales en conformidad con una ley universal parece constituirse como un intento de sacar al ser humano del contexto particular en el que convive e interactúa diariamente. Es decir, el actuar siguiendo este principio moral de la buena voluntad, “obligaría” a que precisamente por deber todo ser humano actúe frente a situaciones morales en consecución a una ley a priori que “nuestro entendimiento natura ya conoce”. En otras palabras, es dejar de lado la experiencia personal e histórica de cada sujeto, y también el aspecto cultural en el cual cada uno nace y crece, en pos de una homogenización de nuestro actuar moral.

Finalmente, consideramos que existen aspectos importantes de ser considerados desde esta reflexión racionalista de la moral, pero que deben ser sometidos también a nuestra reflexión subjetiva (también emocional, cultural, etc.) y re-leídos desde una óptica contemporánea, en la cual es necesario una visión más integradora de las dimensiones del ser humano. Es decir, no es suficiente tomar como base solo a una ética práctica fundada en la razón práctica, que  busca partir de a prioris; sino que también es necesario e importante tomar en cuenta los aspectos concretos de la realidad, su historicidad, su experiencia a posteriori y diversa, así como su subjetividad colectiva e individual, constituyendo, tal vez, una nueva perspectiva ética más humanizadora de las sociedades.






domingo, 30 de octubre de 2011

El gobierno de los símbolos borrosos: Los primeros tres meses de Ollanta Humala

Por Luis Chávez Lara

Después del último proceso electoral no quise opinar de la política nacional pero como muchas cosas que me propongo hacer, esta tampoco la conseguí. El 28 de julio del año 2011, hace tres meses, Ollanta Humala juramentaba ante el país como el nuevo Presidente de la República al derrotar a Keiko Fujimori. Para sus seguidores fue un logro épico, una victoria de la dignidad frente al ejército de los indignos votantes de la opción fujimorista, personajes armados de inconsecuencia y odioso pragmatismo capaces de optar por ella a pesar del corrupto, asesino y dictatorial gobierno de su padre, el iniciador de la dinastía Alberto Fujimori Fujimori. La prensa informaba de las consecuencias económicas del resultado electoral mientras que en las redes sociales comentarios racistas e intolerantes adornaban los muros de los usuarios del Facebook y del Twitter, provocando enfrentamientos entre los vencedores y vencidos, entre amigos y familiares separados por sus preferencias políticas. Fue la campaña más polarizada de nuestra historia reciente, donde se demostró una vez más, que el Perú sigue siendo un país con heridas que no cierran y escindido por profundas diferencias sociales.

La victoria de Gana Perú fue considerada por determinados grupos como una reivindicación de los sectores olvidados, de los ignorados, el gran triunfo popular producto de la histórica indiferencia con que se trataba a los ciudadanos más pobres, aquellos que son mayoría y que habitan a la sombra de sus capitales. Pues bien, Ollanta Humala sería el cobrizo señor Presidente que pondría en práctica su repetida promesa, la inclusión social. El inicio de su gobierno significó, en teoría, una nueva era, un blanqueamiento de la política, tuvo el respaldo inicial de más del 70% de la población, en general su ascenso al poder tuvo un gran contenido simbólico que llenó de optimismo incluso a los votantes de Keiko, quienes comprobaron que el Apocalipsis financiero no sería por culpa del MEF, sino que de repente vendría por el contexto internacional. Humala se “lulanizó”, se dedicó a concertar, se rodeó de intelectuales de izquierda y de líderes sociales como Mario Huamán, atrajo el apoyo del Nóbel y de su liberal hijo Alvarito y se asoció a Toledo, el otrora presidente autodenominado Pachacútec. El gas iba a ser para los peruanos, las mineras pagarían más impuestos y se le darían 250 soles mensuales a los ancianos en extrema pobreza. Precisamente estas propuestas fueron las que inclinaron mis preferencias por su opción, justamente cuando las encuestas lo ubicaban en segundo lugar y estaba en evidente caída frente a su rival. Pero bueno, el país experimentaba una sensación de esperanza, al parecer vendrían nuevos y mejores tiempos y las promesas de un país más inclusivo y justo en lo social parecían hacerse realidad.

¿Pero qué pasa cuando toda esta carga simbólica genera falsas expectativas? Ollanta Humala nombró a Susana Baca, la conocida cantante como Ministra de Cultura emulando la experiencia brasileña de Gilberto Gil, pero con qué criterio se realizó esta designación, acaso aún se quiere seguir jugando al populismo aprovechando la popularidad de figuras mediáticas, o lo hizo para ganarse la simpatía de los afroperuanos, grupo marginado y víctima de prejuicios debido al color de su piel desde tiempos coloniales, sea como sea la señora en lugar de sentarse en su cultural escritorio siguió pisando los escenarios y solicitando licencias para no cancelar sus conciertos, el resultado, que le pregunten sobre la Ley de Consulta Previa y no sepa qué responder. Nombró como Ministra de la Mujer, seguramente como premio por ser una eficaz vocera, a Aída García Naranjo, dama involucrada en movimientos sociales y al vaso de leche, pero que no supo dar un paso al costado y asumir el costo político por dirigir una institución que repartió, aunque sea por un error involuntario, alimentos envenenados que causaron la muerte de inocentes y empobrecidos niños provincianos mientras ella bailaba alegremente en una reunión.

La población es testigo de una prematura caída de los paradigmas creados por nuestro propio e injustificado optimismo, el que nació por oposición a lo que simbolizaba la otra candidatura, el caso más emblemático es el del señor Omar Chehade, nuestro segundo vicepresidente, uno de los artífices de la prisión de Alberto Fujimori y que encarnaba a la pelea contra la corrupción, ahora involucrado en negociados y acusado de lobbysta, igual a como su mismo partido acusaba al candidato PPK en la primera vuelta y en la segunda cuando este decidió entregarle su apoyo y el de los “ppkausas” a la esposa de Mark. Cuando el río suena es porque piedras trae dice un viejo refrán, el antiguo paladín anti – corruptelas ahora ve manchado su nombre con acusaciones que en opinión de muchos son evidentes pruebas de su culpabilidad, ahora seguramente representará el desencanto, la felonía, la frivolidad, la inconsecuencia, y todo por una supuesta conversación que de haberse llevado a cabo sería un infeliz desenlace de estos primeros meses de gestión gubernamental debido al cargo que ostenta y al cual se aferra fuertemente.

Este gobierno se inició simbólicamente como una reivindicación histórica de los sectores marginados, pero toda esta atmósfera de novedades nos ha puesto la vista borrosa, los ídolos creados a partir del triunfo de Humala no están convenciendo, la Gran Transformación aún no ve su comienzo y los opinólogos que lo respaldaron temen arrancarse la lengua con sus propios dientes, quizá por eso recién decido referirme al tema, por temor a infectarme con mi propio veneno. Seamos sinceros, las cosas en el Gobierno no han cambiado mucho, al contrario observamos la continuidad de la política del carnet, del nepotismo, de las negociaciones por debajo de la mesa, de los congresistas enjuiciados y de los nombramientos populistas o motivados por premios a buenos soldados de campaña, en desmedro de la meritocracia y faltando a la voluntad popular que aspiraba a confiar nuevamente en la política y en sus autoridades. La excepción que rescato de esta primera etapa es la creación del Ministerio de Inclusión Social y el nombramiento de la especialista del IEP Carolina Trivelli como ministra, en mi opinión uno de los aciertos donde se demuestra que aún podemos seguir confiando en la voluntad del Gobierno de hacer las cosas bien y que nombrará a gente preparada para asumir las distintas carteras y puestos estatales en general, además el recorrido será de cinco años y asistimos solo al inicio de este nuevo capítulo de la historia peruana.

Ollanta Humala tiene la palabra, esperemos que no sea otro Castañeda con su eterno mutismo, indiferente a lo que sucede entre sus más cercanos colaboradores y que demuestre que si está de acuerdo con la Primera Dama, que pavimente ese camino del cual se están desviando, el dificultoso “camino correcto” al que hizo referencia Nadine Heredia hace unos días y que muy pocas personas transitan debido a las innumerables tentaciones que hay que esquivar cuando se tiene la carga tan grande que significa detentar el poder.

sábado, 29 de octubre de 2011

EPICURO Y SU “ CARTA A MENECEO”

Por Paula Germaná

A continuación, un resumen comentado de la “  Carta a Meneceo” escrita por el filósofo griego, Epicuro.

El autor escribe la Carta a Meneceo, en el siglo IV a.C. en un momento de crisis, el ocaso de Grecia , ésta carta  consiste en un tratado de ética. 

Epicuro inicia su tratado ético indicando que no existe edad para filosofar y reflexionar sobre la felicidad puesto que para él la felicidad terrenal lo es todo, para el autor tener la felicidad es una máxima para toda persona y él no poseerla hace que las personas se preocupen por conseguirla, para Epicuro la filosofía consiste en reflexionar sobre la felicidad y sobre la vida.
El texto de Epicuro es una crítica a Aristóteles , el autor lo acusa de ser egoaltruista, es decir de buscar el bien en beneficio de los demás. Para Epicuro sin embargo, lo más importante es uno mismo y vivir el presente.   El autor quiere desterrar los comunes temores a los dioses y a la muerte de las personas.

EL TEMOR A LOS DIOSES


Para Epicuro el temor a los dioses no debe existir puesto que los dioses no son castigadores con los malos ni benefactores con los buenos, el autor insta a las personas  a darse cuenta de que se encuentran solas y que de ellas depende su felicidad. Para él es más importante que las personas encuentren la felicidad de manera personal , sin confiar en que si son buenos serán ayudados por los dioses  y que si son malos serán castigados. Con respecto a dios, Epicuro indica que es un ser inmortal y bienaventurado , los dioses para el autor no son malvados ni castigadores, y tampoco ofrecen a los buenos bondades. Estos no son para pedirles cosas, para enfrentar la vida , el hombre se encuentra solo. La existencia de Dios se relaciona para Epicuro con el principio del Bien. “ Los dioses ciertamente existen, pues el conocimiento que tenemos de ellos es evidente”. (124)

EL TEMOR A LA MUERTE


La muerte es el otro temor que Epicuro busca desterrar , para él las personas no deben temer a la muerte puesto que  esta no se da durante la vida. El tema de la muerte es central porque  la modernidad está centrada en el desarrollo de la vida , es decir en  la base de que el mundo que viene después de la muerte no se conoce. Con respecto a la muerte , para Epicuro consiste en “ la privación de los sentidos, la muerte no se siente, la muerte no afecta ni a los vivos ni  a los muertos, (…)  el sabio ni  rehúsa la vida ni le teme a la muerte” . ( 125-126)

 LA FELICIDAD , EL PLACER  Y LA PRUDENCIA


La felicidad para Epicuro consiste en el bienestar del cuerpo y del alma   , es decir  en “ supeditar toda elección o rechazo a la salud del cuerpo y a la serenidad del alma”.   Además menciona que  entre los deseos algunos son necesarios, y que dentro de éstos, algunos son necesarios para la felicidad, otros para la tranquilidad del cuerpo, y otros para vivir.  Epicuro, encuentra una relación entre la felicidad  y el placer,  para el autor el placer  vendría a ser una expresión de la felicidad y un medio para obtenerla,  ya que define el placer como “ no sufrir dolor en el cuerpo ni turbación en el  alma”.  (132) Asimismo indica al inicio de la carta que  “cuando la felicidad está presente   todo lo tenemos y cuando nos falta todo lo hacemos por poseerla”. (123)

Finalmente Epicuro  reflexiona  también sobre la necesidad de llevar una vida sin excesos ya que para él éstos no conducen a la felicidad, el autor indica que  para tener una vida feliz es necesario hacer ejercicio de la prudencia . La prudencia es un modo para cuidar según el autor tanto el cuerpo como el alma y de tal manera procurar la felicidad. ( 132)


miércoles, 26 de octubre de 2011

Educación privada: cinco preguntas fundamentales

Por Johel Miguel Pozo Tinoco

¿Qué conoce la población acerca de la educación privada?
Es difícil dar una respuesta precisa a esta pregunta pues depende en gran medida de la diferencia entre distritos y provincias donde existe una variación en las características de la población. Pero se puede responde con arreglo a lo que sí se conoce por medio de la propaganda que realizan los colegios privados.
Es decir que el contenido de la propaganda nos dice hasta donde se le permite a la población que conozca acerca de un colegio privado.
Esta propaganda como es sabido hace referencia a costos y servicios complementarios ofrecidos que buscan ser atractivos y convincentes. Sobre esto sabemos que los slogans tratan de reflejar el “interés” del colegio que siempre versa sobre la calidad educativa. Pero esta propaganda encierra una alteración de la realidad.
¿En qué consiste la alteración de la realidad?
Consiste en dos procesos bien claros.
Por un lado crear la ficción de que el interés del colegio es idéntico al interés de la población. Y por otro lado crear la idea que los colegios privados tienen existencia propia y una forma muy particular que los diferencia. Todo esto resulta falso.
¿En qué radica esta falsedad de la propaganda de los colegios privados?
Primero en que el interés de un colegio privado es el interés de una empresa. Por lo tanto el lucro es el móvil que conduce todas sus actividades. Esto se contrapone a los intereses de la población de dos maneras:
-          El interés de lucro de un colegio privado no es idéntico al interés de calidad educativa que busca la población
-          El interés de lucro de un colegio privado no es idéntico al interés de mejoras salariales de los docentes (que son parte de la población)
Existen casos en que aparentemente coinciden. Esta coincidencia es sólo estacionaria y no debe engañarnos. Cuando existe competencia entre colegios, esta competencia es la misma que entre cualquier empresa: recurren al valor agregado no para elevar la calidad del servicio sino para eliminar a la competencia o evitar que surja. 
Es decir que el interés de un colegio no coincide con el interés de la población salvo en la propaganda. Si alguien quisiera demostrar lo contrario pues debería mostrar una estadística real sobre el crecimiento de la calidad del servicio educativo privado en detrimento de la tasa de ganancia.
En segundo lugar, es falso que los colegios sean entes con existencia independiente y que se diferencien unos y otros en la calidad del servicio que brindan. Esto debido a que los colegios privados dependen de la lógica del capitalismo (no de capitalistas sueltos). Y también porque en función de esta lógica capitalista los colegios repiten sus estrategias en condiciones de competencia o de monopolio relativo. Lo único que los diferencia son cuestiones fortuitas como ubicación, población docente, etc.
¿Existen colegios que sí brindan una educación de calidad y no se rigen por una lógica tan mezquina?
Aquí cabe precisar que la calidad de la educación en la actualidad está condicionada por el capital privado pero no depende de él. Un millón de dólares de presupuesto no te refleja calidad educativa, sólo te refleja la magnitud de la inversión inicial y una posible magnitud de la ganancia del capital en un periodo determinado.
La educación depende totalmente de la actividad del docente que en la actualidad tiene condición de obrero. Marx señalaba que la enajenación del trabajo consiste en un proceso de separación entre trabajo y trabajador. En nuestro caso caemos en lo mismo, educación y educador son cosas separadas cuando en realidad fueron o deberían ser parte de una unidad. Siguiendo a Marx, esta separación conduce a que el capitalista se apropie de algo que no le pertenece. En nuestro caso son los colegios que se apropian del trabajo docente y lo condicionan, de ahí que el salario sea establecido por el capitalista y no por el docente, de ahí que la oferta y la demanda regulen el valor del salario, de ahí que los docentes “busquen trabajo” cada año.
El trabajo del docente se mercantiliza y pensamos que quienes ofrecen educación son los colegios. Esto es falso. Quienes ofrecen educación son docentes condicionados por empresas que los explotan como a cualquier otro obrero.
Entonces la educación de calidad la brindan docentes que se esfuerzan y logran hacer madurar su trabajo. A eso lo llamamos especialización, pero podríamos llamarlo división del trabajo.
El capital se rige por una lógica mezquina, un colegio privado puede contratar docentes de excelente calidad pero si la lógica de la empresa es el afán de lucro pues no interesa que mantengan a todos sus docentes de calidad, lo mismo vale que sean mediocres si es que les genera ganancias. Esto es conocido como reducción de los costos de producción. Contratas docentes mediocres, disminuyes el salario, si esto trae ganancias pues lo repites cada año. Quien crea al docente mediocre y le da vida es en parte las empresas, los colegios privados.
Recordemos también que en el centro de trabajo el interés del dueño de la empresa es opuesta al interés del obrero. La ganancia del capital se contrapone a la ganancia del salario. Esto es lucha de clases que no percibimos porque nuestra atención se orienta mal ante el problema.
¿Por qué la población no conoce estas cosas?
En primer lugar por la propia responsabilidad del docente. Como diría Galeano: estamos gobernados por el miedo. Los que trabajan tienen miedo de perder el empleo, los que no trabajan tienen miedo de no encontrarlo. Sumemos a ello el individualismo, la indiferencia, la apatía. También sumemos el hecho que muchos docentes son subempleados, es decir no son docentes de carrera y sólo ven en este trabajo un cachuelo, un trabajo temporal.
De por sí muchos educadores incluso ven de mala manera su propio trabajo, como una carga, un padecimiento debido a los bajos salarios y a las pésimas condiciones que brindan los colegios privados. Y ante ello el sistema ofrece todo un universo de distracciones, entretenimientos y muchas estupideces para anestesiar la mente del maestro haciendo posible la resignación.
En segundo lugar la población no tiende a politizar ni a economizar los problemas. Aún se conserva la pésima costumbre de particularizar los problemas. Esto no se aprende en las aulas, se aprende en los medios de comunicación que adiestran a la población a repetir sus formas de crítica que siempre tienden a ser superficiales, desconectadas o inútiles.
Existe un problema ideológico muy grave que está asociado al problema educativo de manera directa y clara. La educación no parte de una institución, es una actividad consciente y constante, por lo tanto la educación no debe ser reducida a un periodo breve de vida o al papel de una institución que sólo persigue el lucro.

martes, 25 de octubre de 2011

Centro Histórico de Barranca – Patrimonio Arquitectónico en Riesgo

Por Jesus Bahamonde Schreiber
La Historia Republicana de Barranca se da inicio el 28 de julio 1821 cuando San Martín proclama la independencia en la Plaza Mayor de Lima, es en este momento cuando varios pueblos que ya aparecían en el mapa comienzan a tener mayor prestigio dentro de la nueva república.

La Barranca que conocemos ahora es una mixtura total, contamos con la traza original de las calles que formaron la ciudad Jr. Gálvez antes Calle More desde Olaya hasta el Parque los Próceres (antigua estación ferroviaria), Alfonso Ugarte, Bolognesi (calles que conectan la avenida principal con la Plaza de Armas), la siempre monumental Av. Grau conexión de la Plaza de Armas y el balneario de Chorrillos; y la población actual entre inmigrantes y barranquinos antiguos. Esta amalgama cultural ha dado como resultado la Barranca que conocemos.

Dada la transculturación a la que es sometida Barranca, lo último que se puede perder es la identidad y el cariño a la historia del Pueblo que lo acoge, es por ello que “Centro Histórico de Barranca – Patrimonio Arquitectónico en Riesgo” quiere atraer la atención de los habitantes de la ciudad de Barranca y exponerles mediante fotografías y datos históricos el gran Patrimonio Arquitectónico que permanece en sus calles, plazas, alamedas, avenidas y playas y que constantemente es sometido a deterioro, maltrato y mutilaciones en pro del tan mentado “progreso”.

Casos lamentables como el Antiguo Mercado de Barranca que sufrió a inicios de este año la mutilación de su fachada original y la desaparición de la reja de fierro forjado con arco de medio punto posiblemente de la época virreinal o inicios de la república del lado izquierdo , si bien la estructura sufrió grandes daños luego del terremoto de 1966 en el cual se perdió los vanos y balcones del antepecho de la segunda planta y el reloj que adornaba la Casa Municipal desde 1888, aún mantenía una historia que contar, una identidad por preservar y constituía un Patrimonio para todo barranquino.

Así como es el caso de predios Municipales muchas casas y villas vienen siendo demolidas o alterando su fisonomía parcial o total tratando de adaptar una construcción en muchos casos domestica a un rubro comercial o a restaurantes sin el menor respeto de su valor histórico y artístico. De igual manera las calles, plazas, alamedas y balnearios pierden todo valor monumental al ser invadida por estructuras nuevas que no respetan la armonía de la calle y sus construcciones aledañas.

Para mí ha sido muy grato el poder haber llevado a la calle mi exposición fotográfica, he tenido la suerte de conocer a personas tan importantes y que conocen tanto de Barranca y así como yo tienen un gran interés por la protección y la preservación del Patrimonio Arquitectónico a ellas un agradecimiento muy especial, por mi parte seguiré enriqueciendo el trabajo con mayor información y difundirla ya que la cultura es de todos y no habría porque ser mezquino y egoísta, todos tenemos un fin en común el progreso sustentable de Barranca y sus habitantes. Gracias.


lunes, 24 de octubre de 2011

¿Cómo entender la contradicción en la obra de Marx?

Por Ana Lucía Araujo Raurau

Introducción

Un error que se comete muy a menudo con los autores complejos es el de sujetarlos a una sola postura o a una sola teoría con el fin de sostener sobre su obra algún interés político, teórico, o de cualquier índole. Para analizar a Marx, caer en aquel reduccionismo es prácticamente un crimen. Marx no es solamente ideólogo o político, sino también economista, filósofo, científico social y por tanto la mejor lectura que puede hacerse de él es tratando de abarcar todas sus posturas, sin importar (sin miedo) de que se contradigan. He ahí la riqueza de cualquier intelectual, parafraseando a Karl Popper en este contexto: su cualidad de saber que una teoría puede ser refutada o aún mejor, auto refutada. 

Es por todo esto que para afrontar la pregunta planteada, analizaremos la contradicción en Marx bajo la guía del texto de Michael Lowy. En primer lugar, examinaremos lo que Lowy llama la dialéctica teleológica y nos referiremos con esto al capítulo XXXIV de la sección segunda de “El Capital” Tendencia Histórica de la acumulación del capital. A continuación, pasaremos a ver el giro hacia la llamada dialéctica del progreso abierto y haremos una breve alusión al tema de la comuna rusa. Finalmente, esbozaremos algunas conclusiones pertinentes.

Determinación e Indeterminación

Según Engels, la dialéctica de Marx habría “puesto de pie” el planteamiento de Hegel: las contradicciones no provenían de una construcción del pensamiento ni mucho menos se sintetizaban en la Idea; las contradicciones eran y debían obtenerse de la realidad concreta y en muchos casos eran totalmente antagónicas. De esta primer presupuesto, Marx va a proponer una nueva forma dialéctica de ver la historia de la humanidad, una sucesión encadenada de luchas sociales (ojo con la influencia progresista de la época)  desde estructuras arcaicas llamadas comunismos primitivos, pasando por los Imperios clásicos, el Feudalismo,  hasta llegar al capitalismo de aquellos años. Si bien existe en la propuesta histórica de Marx una mayor agencia del sujeto -éste pueden suscitar una lucha de clases-, el espiral resulta cerrado cuando la fase del comunismo entra a tallar:

La conversión de la propiedad privada dispersa, basada en el propio trabajo de los individuos, en propiedad privada capitalista es, naturalmente un proceso incomparablemente más largo, duro y difícil que la conversión de la propiedad capitalista, ya de hecho basada en un funcionamiento social de la producción, en propiedad social.

Por otro lado, tenemos a un Marx más maduro interpelado por una situación particular: la comuna rusa. Cerca al siglo XX, si bien en Rusia existía ciertos brotes capitalistas, la economía del país se sostenía básicamente sobre la agricultura ¿Era necesario pasar primero por un proceso capitalista en toda su dimensión para llegar al socialismo y al comunismo? preguntan sus seguidores en aquel territorio. Y entonces Marx va a responder algo bastante inusual si nos quedamos en la primera visión dialéctica: su planteamiento, dirá, estuvo hecho para ciertas regiones de Europa en donde el capitalismo es el ente dominante y en cambio en Rusia, manejada de la manera correcta, la comuna rural podría ser la base del socialismo sin que sea necesario un proceso masivo de expropiación de tierras.

En este punto, Marx ya nos está hablando de una nueva forma de afrontar la historia, no determinista ni cerrada sino abierta a nuevos contextos y posibilidades de transformación. Asimismo, agrega Lowy, el traspaso hacia un estadio dejará de significar para Marx una evolución sino que contendrá en sí mismo un aspecto positivo y negativo: construye y destruye, da vida y muerte, avanza y retrocede al mismo tiempo. En otras palabras, Marx va a proponer un análisis interno del proceso como proceso, dejando a un lado (pero no desechando) el planteamiento diacrónico y vectorial de un principio.

Conclusiones

En síntesis, Marx bajo el análisis de Lowy va a enfocar las contradicciones de dos formas a lo largo de sus obras, la teleológica y la del progreso abierto. En la primera, Marx va a plantear una visión histórica determinista y cerrada en la cual la sociedad va progresando a través de la lucha de clases para pasar finalmente del capitalismo al socialismo. En la segunda, a la vista de la acogida de su obra en el mundo, Marx va a tener que afrontar nuevos contextos que le obligarán a replantear su propuesta. La dialéctica en ese sentido, será entendida como un proceso abierto, en donde habrá una clara ruptura con la linealidad histórica y una indeterminación de los procesos. Recalcando lo que señalamos en la introducción, todo esto demuestra que Marx es un autor complejo, rico que tiene la capacidad de no cerrar su punto de vista y de cambiar su postura. Estudiar su obra desde esa perspectiva es sin duda el mejor de los caminos para comprender sus propuestas y trabajar sobre la base de ellas sin ningún sesgo.

viernes, 21 de octubre de 2011

La imágen y su papel en la Historia

Por  Mauricio Gamio

Actualmente la imagen forma parte de nuestra vida quizá mucho mas de lo que nosotros pensamos, esta ha tenido una importancia fundamental en la historia, desde la conquista de América la imagen fue clave en el aspecto religioso,  las  imágenes representaban principalmente lo sagrado, es así que nace en la población conquistada una mirada mágica hacia sus nuevos ídolos católicos, estas imágenes  moldearon el imaginario religioso desde la conquista hasta ya entrado el siglo XX  cuando empiezan a jugar otros roles y la imagen  deja de ser sagrada y representa mas bien lo estético y lo mundano.
Fueron primero los conquistadores antes que los sacerdotes los que emplearon las imágenes para borrar  los anteriores de la memoria los dioses de la población nativa, como describe Serge Gruzinski en “La guerra de las Imágenes”[i] la primera impresión de los europeos llegados a América fue la curiosidad por los ídolos de la religión indígena,  ídolos que posteriormente serian vistos como demoniacos, así en el México de la conquista los europeos incentivarían entre la población nativa el nuevo culto católico donde posteriormente surgen cultos como el de la virgen de Guadalupe, o virgen de Tepeyac como originalmente fue llamada, la que no solo congregó alrededor suyo a indígenas sino a los mestizos y blancos del México del siglo XVI. La imagen posteriormente va a evolucionar a Arte, donde además de su valor religioso va a ser importante el valor artístico de la imagen y se constituyen en un objeto de deleite. En el Virreinato peruano igualmente las imágenes religiosas moldean el imaginario religioso popular y las antiguas huacas y otros centros de peregrinación se convirtieron en centros de culto para la religión católica.
La imagen siempre fue un instrumento de control de un grupo dominante sobre los demás grupos sociales, a través de ella se moldean los imaginarios, y se convierte en el medio por el cual se ejercen todas las presiones, por lo que en la sociedad colonial se les castiga o rompe cuando se cree que no cumplieron con su objetivo lo que es propio de una sociedad que les otorga un poder significativo. Pero en la sociedad actual donde la religiosidad ha perdido importancia  ¿Acaso las imágenes ya no tienen un  poder  significativo?, Gruzinski concluye su libro hablando de las imágenes en el mundo contemporáneo y lo visual en la actualidad y las nuevas imágenes cinematográficas que  forman un nuevo consenso centrado en los nuevos valores principalmente consumistas y los nuevos estereotipos que moldean la sociedad, así surge cadenas como televisa cuyo éxito en América Hispana se apoya en su poder comercial,  la imagen contemporánea satura lo cotidiano y se impone como la única realidad.
Las imágenes han moldeado un nuevo tipo de civilización, esas mismas imágenes que al parecer siempre tuvieron el poder de moldear la sociedad, esa sociedad ala que Mario Vargas Llosa llamó en un artículo de hace algunos años  “La Civilización del Espectáculo”,  una sociedad que se refleja en las pantallas de televisión y los otros medios de comunicación, en  la cual siguiendo siempre los mismos modelos  tiene como su objetivo principal la diversión,  y donde los actores de cine tienen una gran influencia entre la gente, la critica ha desaparecido de los medios de comunicación, y estos tanto escritos como televisivos buscan únicamente el espectáculo que entretenga a sus lectores o televidentes, y los conciertos de las estrellas de Rock congregan personas como antaño lo haría una festividad religiosa, sociedad que tiene como su principal objetivo al consumo y donde las imágenes moldean las costumbres sociales con estereotipos que moldean hasta las costumbres alimentarias de la población. 
La imagen siempre fue más importante que el discurso, pero a través de estas se intentan transmitir códigos mólales y de comportamiento, y de la misma manera que antiguamente el culto  tiene una promesa: “El paraíso”,  si en la religión católica la meta es ir al cielo, nuestras nuevas imágenes nos prometen sensaciones similares al asimilar sus códigos o adquirir sus productos, de manera que el culto a las imágenes siempre se mantiene a pesar de los siglos.



[i] Gruzinski Serge, “La guerra de las Imágenes,  de Cristóbal Colon a Blade Runner (1492 – 2019), fondo de Cultura Económica, México 2010.

lunes, 17 de octubre de 2011

Las semanas de historia en la UNMSM

Por José Luis Rodríguez Toledo

Con este escrito tratare de abordar algunos puntos cruciales en torno a la organización estudiantil de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos desde la vista académica y temática. Al fin, quien ha cursado años en esa casa de estudios y sobre todo los que participaron en la llamada actividad política de la Facultad de Ciencias Sociales sabrán que las organizaciones “gremiales” año a año pasan por un momento decisivo de su organización y es la ejecución de sus aniversarios o “semanas”. En el caso del Centro de Estudiantes de Historia (CEHIS), las “Semanas de Historia” son eventos anuales que tiene variopintos resultados y contenidos diversos dependiendo del motor humano quien mueva su ejecución, pero mi intención no es describir los modos de su realización ni detallar en datos algunos años dados, mi intención es brindar las siguientes hipótesis.

1. Que las “Semanas de Historia” han devenido en un ejecución política disfrazada de lo académico, donde el objetivo no es difundir conocimiento histórico, debatir problemas y demás, el objetivo es crear organización en torno al Centro de Estudiantes de Historia, en torno, para ser más exactos, a su Junta Directiva, en torno a la línea política seguida por esta dirigencia y a su lógica de trabajo, que pertenece a un espacio o confluencia de espacios. El éxito o el fracaso de la “Semana de Historia” no es académico es puramente político.

2. Para sustentar lo anterior se demuestra que las temáticas en el cual han girado Las Semanas de Historia en los últimos tres años no han sido guiadas bajo una lógica acumulativo de conocimiento, por el contrario se persiste y persiste en temáticas y perspectivas sin ningún aporte secuencial.

Cogeré una idea de Robin George Collingwood que mencionaba sobre David Hume mas o menos lo siguiente[1] que el conocimiento histórico es acumulativo y es una experiencia colectiva de varias generaciones, no existe aquella proposición de que el historiador tenga que conocer todo desde el inicio sino que se basa en otras obras que a lo largo del tiempo dan vida a un conocimiento general. Esta idea describe más o menos una característica del conocimiento histórico, y es que la historia se hace en colectivo a través de proyectos colectivos secuenciales, esto deja en evidencia no solo un déficit en la mayoría de eventos sobre Historia en la actualidad sino un grave problema sobre las temáticas de la Semana de Historia que por el contrario a la idea mencionada, estas han sido ilógicas y dispares, no siguen una línea general de acuerdo a la coyuntura, no siguen una tendencia secuencial del conocimiento histórico[2] y las perspectivas no se encuentra en aportar nuevos enfoques, por el contrario las temáticas y ejes de Las Semanas de Historia, en su mayoría, son propuestas individuales, de espacios políticos o de ideas iluminadas que se aceptan para salir del apuro orgánico.

Francisco Quiroz[3] mencionaba a las “Semanas de Historia” hasta ese año (1999) como un componente claro y directo de la formación de historiadores, donde participaban tanto alumnos como profesores, y aunque no he revisado las temáticas de este evento en esos años puedo decir que el profesor contextualizaba los años noventa de donde salieron prolíficos autores como Estenssoro, Arana, Adanaqué, Víctor Peralta, Carcelén, etc, además de situarnos en el contexto de una tediosa intervención universitaria por lo que la influencia de actores politizados en organizaciones gremiales o eventos de esta índole eran mínimos lo que no quiere decir que por ello sea más académica.

Es a partir de la reconstrucción de los gremios de San Marcos con la caída de la dictadura fujimorista en los primeros años del siglo XXI que esta idea de “Semana y Aniversario” se hace cada vez más propia de los sectores políticos que conformar las diversas dirigencias de los gremios. El objetivo de la apropiación de este evento, más allá de reclamarlo como un espacio de los estudiantes, es para mí tener un evento céntrico que configure las relaciones entre sectores estudiantiles para legitimarse en la organización y dirigencia de estos gremios estudiantiles, recordemos que al reconstruirse los gremios en San Marcos, fueron los actores más políticos (incluyendo espacios) que generaron y activaron el movimiento y reconstruyeron de a pocos los Centros de Estudiantes, por el contrario la participación de sectores no alineados era mínima, por lo que las Semanas de Historia por lo menos en su primer momentos seguían una lógica enteramente política[4], el problema es saber cuánto de esto ha persistido hasta nuestros días, se ha transformado, roto o solo disfrazado con un discurso menos político pero más oportunista.

Para el año 2008 la Junta Directiva del CEHIS estaba conformada por los siguientes integrantes: Rosa Huayre (Secretaria General), Susana Cruz (Secretaria de Prensa), Víctor Aguirre (Secretario Académico), Mariam Aranda (Secretaria de Cultura) y Daric Peña (Secretario de Economía), la Semana de Historia de ese año tuvo como temática lo siguiente: “Visión histórica de las Bonanzas económicas y crisis sociales en el Perú” se contaba con mesas sobre los historiadores y la Reforma Curricular, el marxismo, sobre Las Reformas Borbónicas, sobre el Fascismo y mesas finales sobre la investigación histórica y los métodos de la Historia, participaron ponentes de la casa de estudios como Waldemar Espinoza, Teresa Vergara, Tirso Molinari, Francisco Quiroz, etc, se llevó a cabo del 01 al 05 de diciembre de ese año, y la inconsistencia de temas (que no necesariamente sean malos) lleva a la idea de que los eventos y las diversas conferencias solo son ejecutadas por el hecho de dar una imagen de organización, en Las Semanas de Historia no hubo ningún tipo de debate premeditado, más allá de lo que pudieran realizar los expositores, no hubo tampoco una lógica secuencial de temas y en ninguna de las tres últimas ediciones hay una recapitulación “sobre lo realizado”, no existe las memorias y no hay una publicación sobre la importancia de la “Semana de Historia”. He aquí la interrogante que nos pueda aclarar los rezagos ya mencionados “La semana de Historia” es importante, “¿por qué?”, ¿porque crea organización?, pero no es una organización permanente y consolidada producto de un trabajo acumulativo, solo es una organización efímera para un periodo de una semana que luego desaparece, la mayoría de los planes ejecutados por las diversas juntas directivas giran en torno a papeles políticos de sus representantes y el Aniversario.

“La Semana de Historia” es importante políticamente porque es la plasmación del trabajo conseguido por la Junta Directiva para legitimizar su representatividad y su cargo, no va más allá de ello, no aporta al conocimiento histórico, no aporta a la organización planificada[5]. Actualmente su única función es legitimar puestos. Entonces, preguntémonos realmente sirve “La Semana de Historia” tal y como se práctica ahora.

Veamos un fragmento del Balance de la Junta Directiva de diciembre del año 2008: “Sin embargo es necesario mencionar las falencias que se han tenido y que aún se arrastra en la organización con el fin de que las siguiente juntas pueden considerarlas. La falta de comunicación, la poca seriedad con las actividades programadas, las descoordinaciones, el trabajo individual en algunos momentos de la junta, la poca convocatoria en las asambleas, etc (…)[6], estos rasgos expuestos en la organización demuestra que junto a la euforia de “La Semana de Historia” se arrastra estos problemas de organización, queda a los lectores verificar si estos problemas aún siguen latentes o han sido superados.  El mismo documento hace referencia en cuanto a la “Semana de Historia” como la actividad académica y cultural más importante del último periodo de gestión. En realidad el documento expeditado por el CEHIS y presentado en Asamblea,  nunca hace referencia en torno a ejes más allá de lo orgánico y político, no hace ningún balance sobre la investigación presentada en la Semana de Historia, sobre las ponencias estudiantiles, sobre propuestas de concebir Actas o Memorias de aquel evento, o falencias, o discutir debates, nada de ello, más la Semana de Historia se ve exitosa solo porque algunas bases juntaron dinero o convocaron ponentes. Acaso este tipo de criterios puede servir para hacer mención que “La Semana de Historia” es un evento académico. Acaso el hecho fatico de que haya conferencias hace que un evento sea académico, acaso no existe las conferencias políticas o aquellas que fungen de académicas pero son netamente políticas, para captar y sumar adherentes (en caso de organizaciones) o para legitimar y dar imagen de organización (en caso de los gremios), es también gracioso y curioso notar que las temáticas de la Semana de Historia surgen por un debate político y cuantitativo de “contar bases” o “respetar intereses académicos de bases que siempre serán diferentes” para elegir un eje se recurre a esos medios, no surgen de grandes discusiones científicas o de investigaciones, no de consensos o no de respuestas a necesidades del momento, sino de propuestas de espacios que se encuentran en los cargos representativos del gremio para legitimarse y permanecer en ello, siempre se discute el modo y la forma pero nunca el contenido ni el fondo, y es de notar que los sectores que discuten estas temáticas son los más politizados porque estas discusiones se ejecutan en Asambleas General de Historia (según Estatuto la máxima instancia de decisión), y en las Asambleas los sectores medios politizados o los llamados “academicistas” nunca van.

El caso más representativo de este hecho corresponde a la Junta Directiva del año 2009 conformada por Jorge Sarmiento (Secretario General), Roger Cueva (Secretario de Prensa), Mariam Aranda (Secretaria Académica), Luis Rodriguez (Secretario de Cultura) y Diego Luyo (Secretario de Economía), una junta directiva más política donde predominaba el Grupo MASA que demostró sus falencias propuestarias y de ejecución al llevar a una Semana de Historia más improvisada que todas las anteriores y posteriores ediciones, demostró a su vez la falta de contactos de este sector para sumar personalidades del círculo académico sumando por su defecto algunos representantes políticos como de su misma agrupación (por ejemplo Miguel CortaVitarte), entre otros como los representantes de la CPP, Raimundo Prado, Ricardo Portocarrero, Augusto Loustanau, estos últimos la parte de intelectuales más comprometidos con las luchas sociales. Es decir la formula podría resumirse en lo siguiente: una Junta Directiva más política concibe un evento mucho más político. Por otro lado hubo más mesas estudiantiles, en el año 2008 se tenía la experiencia con la exposición de Antonio Chang, y para el 2009 expuso tanto Homero Quiroz como Alex Narváez, Christian Carrasco, Michael Mendieta y Joel Pozo. La temática era: “La Historia, paradigmas, tendencias historiográficas y la agenda actual en el Perú” se presentaron conferencias en torno a la Reforma Agraria, la Caída del muro de Berlín y un balance de la historiografía peruana, a su vez conversatorios entre filósofos e historiadores y una conferencia sobre Subalternidad, la síntesis del evento podrá resumirse en desorganizado (en cuanto a eje temático) y sin una línea paradigmática, el evento era la combinación de intereses individuales en un colash increíble. Parte de este problema, es la influencia cada vez mayor de los sectores de bases menores en las decisiones de temáticas, las bases menores con intereses diferentes querían ser aclaradas sobre “investigación, teoría, métodos”, los mismos temas de siempre que son presentados como nuevos y renovados como si el año pasado nunca se hubiera hecho uno, es decir y contradiciendo a Collingwood se empieza de cero olvidando lo que se hizo atrás, parte de este problema es que las Juntas Directivas no tienen por costumbre guardar, crear memoria o publicar Actas sobre sus eventos, así se podría ver que temas o problemas no han sido ocupados, pero la omisión de estos hace que “La Semana de Historia” vea lo mismo año tras año.

La Junta Directiva del año 2010 conformada por Juan Tito (Secretario General), Franco Lobo (Secretario Académico), Madeleine Torres (Secretaria de Prensa), Isabel Lainez (Secretaria de Cultura) e Irving Peralta (Secretario de Economía) realizaron una “Semana de Historia” más académica, menos politizada que las anteriores, pero no por ello mejor, el tema era: “Repensando la historia: Nuevas miradas sobre los procesos históricos y la disciplina histórica en el Perú.”, aunque en realidad esas nuevas miradas eran viejas tesis de profesores de nuestra casa de estudios, viejas tesis que habían sido dichas hace muchos años y solo una que otra se salvaba, por otro lado las Nuevas Formas de Hacer Historia que se mencionan se refiere a un proceso de fragmentación de la Historia que tuvo lugar hace 20 años, como el Género, el Arte, lo Urbano, lo Socia, es decir a parte de una falta de planteamiento a una línea general también falta una definición de lo actual y lo antiguo en la historiografía. Las mesas estuvieron más conectadas en temáticas y los ponentes estuvieron mejores que en la edición anterior, aunque se siguió manteniendo las viejas taras de referirse a que el éxito de la Semana de Historia depende de su organización, ejecución y desarrollo más no de su aporte a nivel historiográfico como realmente debería ser.

Por lo tanto a esas distracciones premeditadas de las Juntas Directivas, a esas falencias, a esa necesidad de sacar las “Semanas de Historia” como medio de medir organización y crear legitimidad para permanecer en el cargo y legitimar a su vez al grupo o grupos detrás de las Juntas Directivas, se suma la irresponsabilidad de los ejes, lo dispar en torno a temáticas y la monotonía de seguir viendo temas ya discutidos (y mucho), la poca seriedad, la falta de propuesta para cambiar la imagen y por verla solo como un espacio efímero que ni merecimiento de publicar actas tiene para ver hasta donde se ha avanzado o contribuido en este evento. Así este evento se quita por si solo la categoría de académico para pasar a ser político. En realidad parecería resumirse en que no importa que se discuta, que se diga o se que proponga en “La Semana de Historia”, con tal que se ejecute, se haga y se replete de estudiantes está bien hecho y bien organizado.



[1] R.G. Collingwood, Idea de la Historia, FCE, 2004.
[2] “¿Respecto a que?”, al referirme a una línea o tendencia general, parto de la crítica que el mismo ente ejecutor de estas Semanas de Historia no se ha puesto en la situación de discutir como espacio orgánico ningún eje a través de sus varios años de existencia.
[3] F. Quiroz, “La joven historiografía peruana” en Diálogos en la Historia, 1999.
[4] Un ejemplo de estos rezagos son las actividades Políticas-Culturales que se hacen en algunos espacios reducidos de la política sanmarquina, básicamente en Residencia Universitaria y el Comedor. Los actores políticos manifiestan su posición clara en un homenaje a su ideología y práctica.
[5] Veamos cuantas Semanas de Historia se han dado y los problemas orgánicos se siguen manifestando de una igualdad sorprendente.
[6] Balance 2008 de la Junta Directiva del CEHIS. Archivo Personal del autor.

sábado, 15 de octubre de 2011

El historiador en la encrucijada

Johel Miguel Pozo Tinoco

En primer lugar quiero felicitar a los organizadores del blog Apecs informa por  generar un espacio de intercambio de ideas y también agradecer por la gentileza de aceptar mi participación como columnista. Esta iniciativa es importante y a su vez brinda una oportunidad clave para evaluar el rendimiento del internet como medio de difusión de ideas y generación de problemáticas. Esperamos hallar en este espacio sorpresas y gran interacción intelectual, esa es la expectativa con la que los columnistas aceptamos colaborar de manera permanente.
Quiero iniciar mi colaboración abriendo temas y exponiendo brevemente algunas experiencias acerca de la Historia y su condición actual. Digamos que está primera participación pretende mostrar elementos que permitan una discusión ordenada desde las ciencias sociales sobre la praxis del historiador en la actualidad.
En primer lugar cabe señalar una contradicción grave en este oficio. Una contradicción que es compartida por otras profesiones pero en lo que atañe al historiador últimamente es preocupante.
Esta primera contradicción radica en que en el Perú actual muchos historiadores no hacen historia como se esperaría que lo hicieran luego de una ardua formación universitaria. Esta contradicción se constata en el subempleo resultado de la formación de un capitalismo neoliberal supeditado a la división internacional de la economía. Esta división básicamente condena a muchos países latinoamericanos a mercantilizar sus últimos recursos y a mantener una lógica mercantil de toda la estructura social. En una situación así el historiador que no se adapte al ritmo mercantil y al consumo pues no hace historia y no existe como historiador a pesar de poseer un título universitario o de historiar de manera autofinanciada.
¿Qué actividad realiza este historiador que no es historiador?
Es numéricamente misterioso pero evidente que el sector educativo privado, que  mantiene una lógica mercantil, absorbe a la mayor cantidad de subempleados de tipo intelectual. Este misterio de la estadística encierra a una multitud de docentes de historia de colegios regulares, colegios acelerados, academias preuniversitarias, centros preuniversitarios, círculos de estudio, etc.
Estos historiadores alejados de la investigación, condenados a sufrir presión sobre el dictado estandarizado de la educación actual, en muchos casos con carreras inconclusas y con salarios reducidos esperan atentos a que alguien tome valor para resolver ese misterio estadístico que recita que son y no son historiadores.
En segundo lugar nombremos a los historiadores que en realidad son archiveros. Ellos también son y no son historiadores. Y revisando los planes de estudio de las universidades de los que egresan historiadores se hace evidente que los cursos relacionados a archivística y organización documental son tan reducidos que casi son imperceptibles.
Sin desmerecer a educadores ni a archiveros, el historiador peruano compite con profesionales de otras carreras, no sólo alimentando cíclicamente el subempleo sino que también otorga argumentos para generar una disminución del salario por aumento de oferta de mano de obra en áreas que de por sí son muy reducidas.
Ahora, en tercer lugar hablemos de los historiadores que hacen historiografía. Aquellos que quizá siendo pocos puedan sacar al historiador de la encrucijada. Es decir que al realizar una praxis profesional trasciendan del mero personalismo y construyan aquella noción del historiador que la población tiene en su ideario.
Partamos de procesos recientes. En la actualidad se vienen preparando actividades orientadas al tema del bicentenario de la independencia. Según ello, la E.A.P. de Historia de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos prepara el Tercer Congreso Internacional de Estudiantes de Historia 2012. De manera curiosa en su primera actividad de difusión la totalidad de panelistas son historiadores desde licenciados hasta doctores, lo cual no demuestra mucho que los estudiantes de historia sean capaces de proponer una agenda intelectual por sí mismos. Esperemos que un evento de estudiantes no tengan como protagonistas a los docentes pues ello no augura ninguna renovación intelectual.
Sin ánimo de cuestionar este evento que aún no se realiza mi objetivo es plantear que la praxis del historiador actual es una actividad fragmentaria y como evidencia de ello tal vez pueda revisarse con más detalle y en otra oportunidad un balance detallado de la historiografía actual.
¿Por qué la praxis del historiador peruano es una actividad fragmentaria?
En primer término porque la mayoría de temas nacen, se reproducen y mueren dentro de las mismas aulas. Algo conocido como ostracismo intelectual que en diferentes grados está asociado a la formación del historiador-empresario que Carlos Lazo criticaba duramente. Es decir la formación de un historiador desideologizado y pragmático cuyo objetivo de ascender económicamente supedita su labor historiográfica. Desde el estudiante que estudia sin estudiar hasta el estudiante que estudia para trabajar pasando por el estudiante resignado a estudiar encontramos que la actividad es fragmentaria porque sólo cumple un interés personal, no colectivo.
En segundo término por un fenómeno general de tecnocratización, superespecialización y desideologización que atraviesan las carreras actuales dentro de un proceso económico y político neoliberal en la que la lógica mercantil y la filosofía del consumo conducen a un resultado muy nefasto: el divorcio entre las ciencias sociales y de ellas con los movimientos sociales. En el caso de la historiografía esto es el resultado negativo de la escuela de los Annales, el positivismo y del postmodernismo que conducen a generar estudios en extremo particulares o que vuelven a poner de moda la vieja tendencia de historiar a personajes desligados de la masa. E indirectamente a levantar el discurso que dice que la historia la hacen los historiadores, la economía los economistas, la política los políticos, y demás paralogismos.
En tercer término por la falta de compromiso político e ideológico que el conjunto de historiadores aceptan y reproducen por la falsa premisa de que la historia científica es aquella libre de ideología, contenido filosófico o de sentido crítico.
Lastimosamente esto conduce a una actividad fragmentaria. El historiador no vive al margen de la sociedad, ni por encima de ella. Su trabajo intelectual no le niega su condición de obrero y de ser social en el que la problemática de su tiempo atraviesa todos los tejidos de su cuerpo y se relacionan a la actitud que asume.
¿Qué tipo de historiador es aquel que se contenta con describir un hecho, mostrar una realidad y rehúsa asumir un papel activo en la transformación? ¿Qué tipo de sociedad es aquella que valora a un historiador por debajo de un futbolista por ejemplo?
El compromiso político e ideológico convierte al historiador en parte de la propia historia como actor junto a la masa. Es lo que se conoce como el intelectual orgánico propuesta por Gramsci y que es vigente aún.
Si estas ideas finales son rechazadas por algún lector al menos ¿cómo puede un historiador tener un rol protagónico en una sociedad que no sólo lo ignora sino que de antemano lo condiciona a participar de un sistema basado aún en la lucha de clases? O ¿Acaso alguien puede simplemente negar esta encrucijada?

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