Por Luis Chávez Lara
Egresado de Historia de la UNMSM
Parecía el inicio feliz de una duradera
unión, un feto no nacido y zurdo se acomodaba en el vientre de una madre
primeriza cuyo nombre ahora está en el ojo de la tormenta por desnaturalizada,
Gana Perú. Esta madre, que no es la de Máximo Gorki por ser todo lo contrario a
lo maternal, acaba de salir del quirófano, clandestino él, corrompida por el
gemelo, diestro y aquejado por el síndrome político de Hutchinson, luego de
haber abortado al vástago acéfalo que pretendía cobijar en sus entrañas. La
pobre e infeliz criatura expulsada del interior de su adoptiva madre camina
nuevamente coja, apoyándose en lo que queda de sus mediáticos representantes,
asociada en un colectivo que Gana Perú no dudó en descalificar como un grupo de
amigos, Ciudadanos por el Cambio, a sus ojos un simple té de tías, una reunión
donde sirven caviar, donde se baila a escondidas y con vergüenza la inmortal
canción de Zorba el griego y se rinde culto al viejo barbón enemigo del
capital.
Pues Gana Perú ha sido secuestrada por la
derecha, aquel pequeño monstruo que empujó a su hermana izquierdosa fuera del
vientre materno, para quedarse con la mamadera, con el trono heredero, acorde
con sus históricos procedimientos egoístas que muchos llaman neoliberales. ¿Y
dónde quedó aquel compromiso iniciático?, la fotito de calendario de Ollanta
Humala con los tecnócratas pensantes que las izquierdas le proveyeron, ¿a dónde
fueron Sinesio y Dammert?, ¿en qué vertedero encontraremos a Salomón?, ¿dónde
quedó la representatividad de la izquierda en el Gobierno, o de las
izquierdas?, ¿es que Ollanta está pensando procrear incestuosos hijos con la
dinastía Fujimori a cambio de regalías políticas, a cambio de favores
futuristas?, espero que el semen que nutre esta idea no penetre en el óvulo de
las realidades y que solo quede en humedecidos sueños nocturnos que seducen a
la vanidad derivada del poder.
Nuevamente las izquierdas terminaron siendo
trampolines en las trompas de Falopio del recorrido político de aventuras
centristas, o quizá peor, de derechas disfrazadas, de esas que renguean con la
zurda, pero que fingen dolor estando adormecidos por el soma voluntario de su
incapacidad de atraer a las descontentas masas empobrecidas y olvidadas que
habitan esta utopía jurisdiccional llamada Perú. Si la izquierda peruana ya no
nada en el archipiélago conocido como IU y hoy la población la relaciona con
sus primas radicales SL y MRTA es por su desunión, por las ambiciones
personalistas de sus líderes y por falta de alimento teórico que nutra a sus
correligionarios de proteínas que endurezcan sus flácidos brazos levantados.
El día que superen estos obstáculos la
carrera de los espermatozoides será ganada por la izquierda, es la única manera
de no ser hijos adoptivos de madres desesperadas por entrar al selecto club que
festeja en mayo o peor aún, el aborto de una madre que ni siquiera quiso mirar
a los ojos de un ser al que pudo alimentar pero que terminó matando por presión
de terceros que padecen de envejecimiento prematuro y que lo empujaron
volitivamente con la diestra fuera del calor uterino, aunque muchos de ellos
piensen con el hemisferio izquierdo y no lo quieran admitir, o simplemente
estén tan cegados que no se dan cuenta que las cosas no están del todo bien y
que la injusticia y la desigualdad son los verdaderos enemigos que debemos
expulsar de nuestra cuna y de nuestros envilecidos genes contaminados por el
individualismo aterrador de nuestro tiempo presente.
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