Por Francoise Cavalié Apac
Magister en Derecho Constitucional
Para los
Indígenas Awajún, la muerte de un ser querido (familiar, amigo o mascota) es
sinónimo de tristeza, de una tristeza tal que desborda el alma y golpea el
cuerpo, y es expresada en gritos y llantos desgarradores. En muchas ocasiones,
esta tristeza es causante de suicidios en cadena, y de hecho, los varones
siempre controlan el dolor de las mujeres en estas circunstancias.
Cuando
alguien muere, su WAKAN (“Alma”, es la misma persona duplicada, su sombra, en
una nueva condición. También las plantas y animales tienen ese “doble”)
abandona el cuerpo, SUKÚJI. El corazón, ANENTÁI, es el centro vital, donde se
produce el conocimiento y el sentimiento; cuando un Awajún muere, esta
vitalidad se escapa por la pupila, IWAJI, y el WAKAN toma el nombre de IWANCH y
puede continuar una vida similar a la anterior, en un mundo semejante al de los
vivos. Cuentan, también que cuando el WAKAN de un pariente se aparece puede
estar anunciando muerte.
Además, el
IWANCH puede ser muy malcriado y asustar a los vivos. Este tipo de IWANCH (el
IWANCH DEKAS) es en realidad otra “nueva” vida que dura lo que la primera y
culmina con la asunción al cielo (NAYAIM, lo azul, YUJAGKIM, las nubes), a
veces puede ser en forma de mariposa. También existe otro tipo de presentación
negativa del alma, denominada PASÚN, un IWANCH malévolo y salvaje.
Algunos
relatos señalan que el WAKAN de quienes han vivido bien se convierte en AJUTAP,
un ancestro que se aparece como visión y que trasmite, a los vivos, un poder
que les permite superar los avatares de la vida y afrontarlos sin miedo a la
muerte. Otro WAKAN es el EBÉSAK que encarna al hombre que ha sido objeto de una
muerte violenta, cuyo fin es hacer justicia o venganza.
Por otra
parte, la entrada al mundo de los muertos es controlada por SÁGKUCH (también
significa masato preparado con yuca asada), hay uno para las mujeres y otro
para los hombres. Es una especie de guardián(a) o portero(a), quien da inicio
al tránsito hacia la muerte con un acto sexual provisto con un órgano
(masculino o femenino, según el caso) descomunal (las jóvenes, al morir, se
bañan a la puerta del otro mundo con el fin de entrar aseadas: el gotear de su
cabello recién bañado es percibido por sus familiares en forma de garúa que les
indica que ya llegó. Esta narración, de conocimiento general, fue mal recibida
por la Iglesia).
Finalmente,
en el caso de las suicidas, cuando mueren ahorcada, su IWANCH se convierte en
zorro, arrastrando penosamente una muy larga lengua, o se convierten en raíz
del barbasco (grupo de plantas trepadoras, con hojas en forma de corazón)
cuando mueren envenenadas. Cuando alguien muere por culpa de otro, es necesario
recuperar el equilibrio, normalmente mediante una actuación contra el culpable
o sus familiares. En los últimos tiempos esta “recuperación” puede ser simbólica
pero siempre existe la posibilidad de un homicidio compensatorio. El concepto
que se aplica para esta recuperación del equilibrio entre grupos familiares se
denomina ETSAGTUMAMU, que significa consuelo (es muy diferente al IÍKAT, que
refiere venganza). Es posible que la reparación reclamada por los parientes de
la suicida al supuesto “culpable” sea una expresión de esta necesidad de
consuelo para poder vivir tranquilo tras un hecho fatal como lo es el suicidio.
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