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lunes, 28 de noviembre de 2011

La Rebelión de los pasquines (Arequipa 1780)

Por Mauricio Gamio Pino
Licenciado en Historia
Universidad Nacional San agustin de Arequipa

Fue denominada  “La Rebelión de los Pasquines” por el historiador Guillermo Galdos Rodríguez”,  ya que  así se denominan  los escritos anónimos principalmente con contenido político, que principalmente fue dirigido contra la suba de impuestos a finales del siglo XVIII.

El visitador general José Antonio de Arreche se había propuesto aumentar las rentas, causando descontando especialmente por los aumentos en la alcabala de un 4 al 6% y el almojarifazgo, este último era para el mantenimiento de las cárceles y guarniciones  ya había sido aumentado en un 5% y seria aumentado en mas, esta suba de impuestos era parte de las llamadas reformas Borbonicas, pero la suba de impuestos ya había causado protestas en otras ciudades de América como en quito en 1765 y Cochabamba en 1777, además se aplicaría un nuevo impuesto sobre la producción de aguardiente, el establecimiento del quinto real (20%) y una nueva clasificación de tributos.

El Visitador General José Antonio de Areche anunció a su llegada, la creación de una aduana para Arequipa; la misma que debía empezar a funcionar a principios de 1780. Una aduana era importante para el éxito de la política fiscal en el Sur del virreinato y en Arequipa particularmente. Debido a que, desde el establecimiento del comercio libre (1778), la Ciudad Blanca recibía un mayor volumen de mercancías importadas y no solo desde la capital del virreinato como era lo habitual, sino de Buenos Aires e incluso, directamente de Europa. En razón de ello, con una aduana en la ciudad la corona ya no tendría que depender de funcionarios reales afincados en la capital del virreinato, para la recolección de impuestos sobre las mercancías importadas. Para dirigir la aduana fueron nombrados Juan Bautista Pando como administrador y Pedro de La Torre como oficial mayor.

Iniciando el nuevo año en el que debía instalar la aduana en la madrugada del 1 de enero de 1780, apareció un pasquín pegado en la puerta de la iglesia catedral, que decía:

“Quito y Cochabamba se alzó
y Arequipa ¿porqué no?
la necesidad nos obliga
a quitarle al aduanero la vida
y a cuantos le den abrigo
¡Cuidado!

Los pasquines  aparecían continuamente en diversas zonas de la ciudad, sin embargo los funcionaros aduaneros no supieron lidiar con el problema y terminaron por confirmar los rumores de la población y obligaron que las mercaderías sean previamente depositadas en la aduana para su  registro, y no se permitía que el dueño pueda retirarla sin el pago de la alcabala, a pesar que la legislación colonial otorgaba de plazo un año para cancelar el impuesto, esto causo protestan el toda la población ya que los alimentos se echaban a perder y se hacia imposible su consumo o venta.
Se cobraban alcabalas incluso a los productos traídos por los indios,  y se les negaba a estos  el ingreso de alimentos y bienes hacia la ciudad en domingos y días de fiesta, cuando la aduana se hallaba cerrada y los funcionarios no se encontraban disponibles para inspeccionar las mercancías y recolectar los respectivos impuestos, tomando en cuanta que este era el principal ingreso de ese sector de la población. Los pasquines también hacían referencia a la gran cantidad de personas que integraban el movimiento:

“quinientos setenta y siete,
Somos todos los citados
Los que expresamente alzados,
hemos de morir matando;
varios estorbos quitando
de vidas perjudiciales,
que con ganas insaciables
solo estamos esperando
a que se publique el bando
de los mas nuevos impuestos”

Además del rechazo a los nuevos impuestos, la población arequipeña tuvo otras razones, , para oponerse a las reformas fiscales borbónicas como el temor al descubrimiento  de un sistema de corrupción institucionalizado y muy extendido en la región, desde hacía  ya mucho tiempo y cuyo principal objetivo era la evasión de los impuestos,  la ciudad se caracterizaba por tener grandes haciendas en las lejanías de la ciudad en zonas como Camaná  y Vitor lo que ameritaba que sean registradas, además de ser común en la época que los hacendados envíen sus productos  a la ciudad con indígenas sabiendo que estos estaban exonerados de pagar impuestos. Al extender el tributo a mestizos y otras castas, las autoridades borbónicas buscaron no solo incrementar los ingresos, sino también, perseguir los indígenas que habían evadido impuestos adoptando la condición de mestizos o forasteros, pero en la Arequipa del siglo XVIII la definición de casta era algo ambiguo ya que muchos miembros de la élite de la ciudad tenían la mancha de ser mestizos o no estaban seguros de su limpieza de sangre.
Luego de los primeros pasquines, el día 13 de enero en la noche una gran cantidad de personas (aproximado 500) se concentraron frente a la aduana para lanzar piedras e insultar a las autoridades, el corregidor Baltasar de Sematnat solicita a Panto el levantamiento de los nuevos impuestos, Pando se niega. La noche del 14 de enero la aduana es saqueada por una multitud similar a la del día anterior los que queman documentos y roban una cantidad de 2500 pesos. En la mañana siguinte, el corregidor Sematnat publicó varios decretos de emergencia, suspendiendo todos los nuevos impuestos, clausurando temporalmente la aduana y ofreciendo inmediatamente un perdón general a todos aquellos quienes habían participado en el saqueo de la víspera, permitiendo a los hacendados y comerciantes locales retirar sus mercancías del depósito de la aduana, lo que genera sospechas que el mismo corregidos haya estado detrás de las protestas, pues el también se beneficiaba del sistema de repartimiento.
Sin embargo esa misma noche, una turba más numerosa que las anteriores, compuesta de hombres y mujeres con  pocos caballos, se dirigió a la casa del corregidor Sematnat y la saqueó violentamente ,  saquearon  la tienda del comerciante catalán José Campderros y luego liberaron a todos los presos de la cárcel pública de la ciudad. Aparentemente los sucesos  de los dias13 y 14 habían sido hechos por los propios hacendados y comerciantes de la ciudad, pero los disturbios del día 15, la mayoría de los manifestantes estuvieron constituidos por pobres de la ciudad e indígenas que quisieron  aprovecharse del ambiente político que se vivía.
Al día siguiente también se registraron saqueos por lo que Sematnat y algunas compañías de caballería, invadieron la pampa de Miraflores que era el barrio con mas población indígena. Luego de registrar, saquear y quemar todas las chozas y “rancherías” pertenecientes a los indios, retornaron con muchos prisioneros. Esa tarde en la ciudad, fueron exhibidos los cuerpos de cinco invasores, muertos en la refriega de la noche anterior. Finalmente y para escarmiento de todos los revoltosos y saqueadores, el día 18 de enero, seis reos fueron condenados sumariamente por su participación en los disturbios y ahorcados en la plaza de armas de la ciudad. Las investigaciones finalmente se suspendieron al iniciarse la rebelión indígena, encabezada por el cacique de Tinta José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II.


Fuentes:
Galdós Rodríguez Guillermo. “La Rebelión de los pasquines, un intento emancipador el la Arequipa Colonial”. Editorial Universitaria , Arequipa 1967.
Chambers Sarah. “Honor, género y política en Arequipa 1780 – 1850”. IEP 2004.

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