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lunes, 17 de octubre de 2011

Las semanas de historia en la UNMSM

Por José Luis Rodríguez Toledo

Con este escrito tratare de abordar algunos puntos cruciales en torno a la organización estudiantil de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos desde la vista académica y temática. Al fin, quien ha cursado años en esa casa de estudios y sobre todo los que participaron en la llamada actividad política de la Facultad de Ciencias Sociales sabrán que las organizaciones “gremiales” año a año pasan por un momento decisivo de su organización y es la ejecución de sus aniversarios o “semanas”. En el caso del Centro de Estudiantes de Historia (CEHIS), las “Semanas de Historia” son eventos anuales que tiene variopintos resultados y contenidos diversos dependiendo del motor humano quien mueva su ejecución, pero mi intención no es describir los modos de su realización ni detallar en datos algunos años dados, mi intención es brindar las siguientes hipótesis.

1. Que las “Semanas de Historia” han devenido en un ejecución política disfrazada de lo académico, donde el objetivo no es difundir conocimiento histórico, debatir problemas y demás, el objetivo es crear organización en torno al Centro de Estudiantes de Historia, en torno, para ser más exactos, a su Junta Directiva, en torno a la línea política seguida por esta dirigencia y a su lógica de trabajo, que pertenece a un espacio o confluencia de espacios. El éxito o el fracaso de la “Semana de Historia” no es académico es puramente político.

2. Para sustentar lo anterior se demuestra que las temáticas en el cual han girado Las Semanas de Historia en los últimos tres años no han sido guiadas bajo una lógica acumulativo de conocimiento, por el contrario se persiste y persiste en temáticas y perspectivas sin ningún aporte secuencial.

Cogeré una idea de Robin George Collingwood que mencionaba sobre David Hume mas o menos lo siguiente[1] que el conocimiento histórico es acumulativo y es una experiencia colectiva de varias generaciones, no existe aquella proposición de que el historiador tenga que conocer todo desde el inicio sino que se basa en otras obras que a lo largo del tiempo dan vida a un conocimiento general. Esta idea describe más o menos una característica del conocimiento histórico, y es que la historia se hace en colectivo a través de proyectos colectivos secuenciales, esto deja en evidencia no solo un déficit en la mayoría de eventos sobre Historia en la actualidad sino un grave problema sobre las temáticas de la Semana de Historia que por el contrario a la idea mencionada, estas han sido ilógicas y dispares, no siguen una línea general de acuerdo a la coyuntura, no siguen una tendencia secuencial del conocimiento histórico[2] y las perspectivas no se encuentra en aportar nuevos enfoques, por el contrario las temáticas y ejes de Las Semanas de Historia, en su mayoría, son propuestas individuales, de espacios políticos o de ideas iluminadas que se aceptan para salir del apuro orgánico.

Francisco Quiroz[3] mencionaba a las “Semanas de Historia” hasta ese año (1999) como un componente claro y directo de la formación de historiadores, donde participaban tanto alumnos como profesores, y aunque no he revisado las temáticas de este evento en esos años puedo decir que el profesor contextualizaba los años noventa de donde salieron prolíficos autores como Estenssoro, Arana, Adanaqué, Víctor Peralta, Carcelén, etc, además de situarnos en el contexto de una tediosa intervención universitaria por lo que la influencia de actores politizados en organizaciones gremiales o eventos de esta índole eran mínimos lo que no quiere decir que por ello sea más académica.

Es a partir de la reconstrucción de los gremios de San Marcos con la caída de la dictadura fujimorista en los primeros años del siglo XXI que esta idea de “Semana y Aniversario” se hace cada vez más propia de los sectores políticos que conformar las diversas dirigencias de los gremios. El objetivo de la apropiación de este evento, más allá de reclamarlo como un espacio de los estudiantes, es para mí tener un evento céntrico que configure las relaciones entre sectores estudiantiles para legitimarse en la organización y dirigencia de estos gremios estudiantiles, recordemos que al reconstruirse los gremios en San Marcos, fueron los actores más políticos (incluyendo espacios) que generaron y activaron el movimiento y reconstruyeron de a pocos los Centros de Estudiantes, por el contrario la participación de sectores no alineados era mínima, por lo que las Semanas de Historia por lo menos en su primer momentos seguían una lógica enteramente política[4], el problema es saber cuánto de esto ha persistido hasta nuestros días, se ha transformado, roto o solo disfrazado con un discurso menos político pero más oportunista.

Para el año 2008 la Junta Directiva del CEHIS estaba conformada por los siguientes integrantes: Rosa Huayre (Secretaria General), Susana Cruz (Secretaria de Prensa), Víctor Aguirre (Secretario Académico), Mariam Aranda (Secretaria de Cultura) y Daric Peña (Secretario de Economía), la Semana de Historia de ese año tuvo como temática lo siguiente: “Visión histórica de las Bonanzas económicas y crisis sociales en el Perú” se contaba con mesas sobre los historiadores y la Reforma Curricular, el marxismo, sobre Las Reformas Borbónicas, sobre el Fascismo y mesas finales sobre la investigación histórica y los métodos de la Historia, participaron ponentes de la casa de estudios como Waldemar Espinoza, Teresa Vergara, Tirso Molinari, Francisco Quiroz, etc, se llevó a cabo del 01 al 05 de diciembre de ese año, y la inconsistencia de temas (que no necesariamente sean malos) lleva a la idea de que los eventos y las diversas conferencias solo son ejecutadas por el hecho de dar una imagen de organización, en Las Semanas de Historia no hubo ningún tipo de debate premeditado, más allá de lo que pudieran realizar los expositores, no hubo tampoco una lógica secuencial de temas y en ninguna de las tres últimas ediciones hay una recapitulación “sobre lo realizado”, no existe las memorias y no hay una publicación sobre la importancia de la “Semana de Historia”. He aquí la interrogante que nos pueda aclarar los rezagos ya mencionados “La semana de Historia” es importante, “¿por qué?”, ¿porque crea organización?, pero no es una organización permanente y consolidada producto de un trabajo acumulativo, solo es una organización efímera para un periodo de una semana que luego desaparece, la mayoría de los planes ejecutados por las diversas juntas directivas giran en torno a papeles políticos de sus representantes y el Aniversario.

“La Semana de Historia” es importante políticamente porque es la plasmación del trabajo conseguido por la Junta Directiva para legitimizar su representatividad y su cargo, no va más allá de ello, no aporta al conocimiento histórico, no aporta a la organización planificada[5]. Actualmente su única función es legitimar puestos. Entonces, preguntémonos realmente sirve “La Semana de Historia” tal y como se práctica ahora.

Veamos un fragmento del Balance de la Junta Directiva de diciembre del año 2008: “Sin embargo es necesario mencionar las falencias que se han tenido y que aún se arrastra en la organización con el fin de que las siguiente juntas pueden considerarlas. La falta de comunicación, la poca seriedad con las actividades programadas, las descoordinaciones, el trabajo individual en algunos momentos de la junta, la poca convocatoria en las asambleas, etc (…)[6], estos rasgos expuestos en la organización demuestra que junto a la euforia de “La Semana de Historia” se arrastra estos problemas de organización, queda a los lectores verificar si estos problemas aún siguen latentes o han sido superados.  El mismo documento hace referencia en cuanto a la “Semana de Historia” como la actividad académica y cultural más importante del último periodo de gestión. En realidad el documento expeditado por el CEHIS y presentado en Asamblea,  nunca hace referencia en torno a ejes más allá de lo orgánico y político, no hace ningún balance sobre la investigación presentada en la Semana de Historia, sobre las ponencias estudiantiles, sobre propuestas de concebir Actas o Memorias de aquel evento, o falencias, o discutir debates, nada de ello, más la Semana de Historia se ve exitosa solo porque algunas bases juntaron dinero o convocaron ponentes. Acaso este tipo de criterios puede servir para hacer mención que “La Semana de Historia” es un evento académico. Acaso el hecho fatico de que haya conferencias hace que un evento sea académico, acaso no existe las conferencias políticas o aquellas que fungen de académicas pero son netamente políticas, para captar y sumar adherentes (en caso de organizaciones) o para legitimar y dar imagen de organización (en caso de los gremios), es también gracioso y curioso notar que las temáticas de la Semana de Historia surgen por un debate político y cuantitativo de “contar bases” o “respetar intereses académicos de bases que siempre serán diferentes” para elegir un eje se recurre a esos medios, no surgen de grandes discusiones científicas o de investigaciones, no de consensos o no de respuestas a necesidades del momento, sino de propuestas de espacios que se encuentran en los cargos representativos del gremio para legitimarse y permanecer en ello, siempre se discute el modo y la forma pero nunca el contenido ni el fondo, y es de notar que los sectores que discuten estas temáticas son los más politizados porque estas discusiones se ejecutan en Asambleas General de Historia (según Estatuto la máxima instancia de decisión), y en las Asambleas los sectores medios politizados o los llamados “academicistas” nunca van.

El caso más representativo de este hecho corresponde a la Junta Directiva del año 2009 conformada por Jorge Sarmiento (Secretario General), Roger Cueva (Secretario de Prensa), Mariam Aranda (Secretaria Académica), Luis Rodriguez (Secretario de Cultura) y Diego Luyo (Secretario de Economía), una junta directiva más política donde predominaba el Grupo MASA que demostró sus falencias propuestarias y de ejecución al llevar a una Semana de Historia más improvisada que todas las anteriores y posteriores ediciones, demostró a su vez la falta de contactos de este sector para sumar personalidades del círculo académico sumando por su defecto algunos representantes políticos como de su misma agrupación (por ejemplo Miguel CortaVitarte), entre otros como los representantes de la CPP, Raimundo Prado, Ricardo Portocarrero, Augusto Loustanau, estos últimos la parte de intelectuales más comprometidos con las luchas sociales. Es decir la formula podría resumirse en lo siguiente: una Junta Directiva más política concibe un evento mucho más político. Por otro lado hubo más mesas estudiantiles, en el año 2008 se tenía la experiencia con la exposición de Antonio Chang, y para el 2009 expuso tanto Homero Quiroz como Alex Narváez, Christian Carrasco, Michael Mendieta y Joel Pozo. La temática era: “La Historia, paradigmas, tendencias historiográficas y la agenda actual en el Perú” se presentaron conferencias en torno a la Reforma Agraria, la Caída del muro de Berlín y un balance de la historiografía peruana, a su vez conversatorios entre filósofos e historiadores y una conferencia sobre Subalternidad, la síntesis del evento podrá resumirse en desorganizado (en cuanto a eje temático) y sin una línea paradigmática, el evento era la combinación de intereses individuales en un colash increíble. Parte de este problema, es la influencia cada vez mayor de los sectores de bases menores en las decisiones de temáticas, las bases menores con intereses diferentes querían ser aclaradas sobre “investigación, teoría, métodos”, los mismos temas de siempre que son presentados como nuevos y renovados como si el año pasado nunca se hubiera hecho uno, es decir y contradiciendo a Collingwood se empieza de cero olvidando lo que se hizo atrás, parte de este problema es que las Juntas Directivas no tienen por costumbre guardar, crear memoria o publicar Actas sobre sus eventos, así se podría ver que temas o problemas no han sido ocupados, pero la omisión de estos hace que “La Semana de Historia” vea lo mismo año tras año.

La Junta Directiva del año 2010 conformada por Juan Tito (Secretario General), Franco Lobo (Secretario Académico), Madeleine Torres (Secretaria de Prensa), Isabel Lainez (Secretaria de Cultura) e Irving Peralta (Secretario de Economía) realizaron una “Semana de Historia” más académica, menos politizada que las anteriores, pero no por ello mejor, el tema era: “Repensando la historia: Nuevas miradas sobre los procesos históricos y la disciplina histórica en el Perú.”, aunque en realidad esas nuevas miradas eran viejas tesis de profesores de nuestra casa de estudios, viejas tesis que habían sido dichas hace muchos años y solo una que otra se salvaba, por otro lado las Nuevas Formas de Hacer Historia que se mencionan se refiere a un proceso de fragmentación de la Historia que tuvo lugar hace 20 años, como el Género, el Arte, lo Urbano, lo Socia, es decir a parte de una falta de planteamiento a una línea general también falta una definición de lo actual y lo antiguo en la historiografía. Las mesas estuvieron más conectadas en temáticas y los ponentes estuvieron mejores que en la edición anterior, aunque se siguió manteniendo las viejas taras de referirse a que el éxito de la Semana de Historia depende de su organización, ejecución y desarrollo más no de su aporte a nivel historiográfico como realmente debería ser.

Por lo tanto a esas distracciones premeditadas de las Juntas Directivas, a esas falencias, a esa necesidad de sacar las “Semanas de Historia” como medio de medir organización y crear legitimidad para permanecer en el cargo y legitimar a su vez al grupo o grupos detrás de las Juntas Directivas, se suma la irresponsabilidad de los ejes, lo dispar en torno a temáticas y la monotonía de seguir viendo temas ya discutidos (y mucho), la poca seriedad, la falta de propuesta para cambiar la imagen y por verla solo como un espacio efímero que ni merecimiento de publicar actas tiene para ver hasta donde se ha avanzado o contribuido en este evento. Así este evento se quita por si solo la categoría de académico para pasar a ser político. En realidad parecería resumirse en que no importa que se discuta, que se diga o se que proponga en “La Semana de Historia”, con tal que se ejecute, se haga y se replete de estudiantes está bien hecho y bien organizado.



[1] R.G. Collingwood, Idea de la Historia, FCE, 2004.
[2] “¿Respecto a que?”, al referirme a una línea o tendencia general, parto de la crítica que el mismo ente ejecutor de estas Semanas de Historia no se ha puesto en la situación de discutir como espacio orgánico ningún eje a través de sus varios años de existencia.
[3] F. Quiroz, “La joven historiografía peruana” en Diálogos en la Historia, 1999.
[4] Un ejemplo de estos rezagos son las actividades Políticas-Culturales que se hacen en algunos espacios reducidos de la política sanmarquina, básicamente en Residencia Universitaria y el Comedor. Los actores políticos manifiestan su posición clara en un homenaje a su ideología y práctica.
[5] Veamos cuantas Semanas de Historia se han dado y los problemas orgánicos se siguen manifestando de una igualdad sorprendente.
[6] Balance 2008 de la Junta Directiva del CEHIS. Archivo Personal del autor.

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